Esperando que comience el draft de la NBA en el que Ricky Rubio debe conocer el equipo en el que jugará la temporada que viene me topo con la noticia del día en EE.UU., que no será otra que la muerte de Michael Jackson a la edad de 50 años. El Rey del Pop sigue los pasos del Rey del Rock, Elvis y Jackson unidos por la trágica fatalidad de morir antes de tiempo.
Dicen que las grandes estrellas, de tanto brillar, se apagan antes. Y Michael Jackson se apagó mucho antes de su muerte. Hace nada, el año pasado creo, estábamos celebrando la salida de Thriller, el disco que cambió la historia de la música. Nadie antes excepto los Beatles habían causado un impacto planetario de la misma dimensión. Luego siguió una carrera de éxitos durante los 80 en los que la magia de sus canción y la expectacularidad de sus bailes nos emocionaban a todos. A Jackson hay que reconocerle de ser el promotor del vídeoclip como arma fundamental de marketing de una canción. Tiene mucho memorables y a la cabeza me vienen el del propio Thriller pero también otros como el de Bad, o el de Are You OK? (Smooth criminal).
De lo que vino después pocos se acordarán dentro de 100 años. De sus problemas judiciales, de su descoloración sospechosa, de sus manías y excentricidades no quedará más que un rumor. Su música no.
Parece que ha muerto de un paro cardiaco y que la ambulancia que lo trasladó al hospital de la Universidad de California Los Angeles (UCLA) poco pudo hacer para intentar evitar la tragedia. Con su muerte no nace un mito porque Michael Jackson ya lo era, quizás porque ya estaba muerto en vida, quizás porque su vida privada era tan poco atractiva que le matamos todos un poco para poder quedarnos con el mito. Hoy se juntas esas dos realidades y yo me hago un poco más viejo al pensar en ese día en que estrenaron el vídeo de Thriller tras el telediario de las 9 de la Primera cadena y yo me lo tragué entero sólo para ver aquello que decía que estaba cambiando el mundo. El mío me lo cambió.
1 comentario:
Yo era heavy por entonces y no podía decir que me gustaba Michael Jackson. Ahora no soy heavy y me gusta el heavy y me sigue gustando Michael Jackson, con lo bueno y con lo malo. Acordaos de Machado o de Lewis Carrol... Ah, y, por supuesto, estaba enamorado de Ola Ray, la chica de Thriller
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