viernes, 23 de mayo de 2014

Mafalda entra en campaña

 
Recuerdo perfectamente el día que me "presentaron" a Mafalda. Era 1982 y, poco después de ver ET estaba en el edificio Octogonal, en Bami, donde vivía Amparo, una amiga-hermana-tía-madre de mi familia. Allí coincidí con una gente que me preguntó si conocía las historietas de una niña a la que no le gustaba la sopa y que era feminista, aguerrida, soñadora y muchas cosas más. Como no tenía ni idea al poco me compraron mi primer álbum y allí nació un amor que me acompañará toda la vida. Supongo que no soy el único que tiene un flash de memoria con Mafalda. El Jurado ha anunciado que otorgaba el Premio Príncipe de Asturias a Quino, el autor de la eterna niña rebelde. Una niña, que con su feminismo militante, se ha colado en la campaña electoral de las europeas gracias también al exabrupto de Arias Cañete.
El día que se anunció el premio a Quino hubo gente que comenzó a hacer ensoñaciones sobre lo que pensaría Mafalda de lo que dijo Cañete, la verdad es que nadie se la imaginó quedándose callada. Hubo también quien quiso imaginársela ya crecidita, (late 40´s). En Onda Cero la veían descreída de los partidos y más volcada en ONG´s que en la política. Hay quien la veía aburguesada y votando a la derecha (la gente arrima el ascua a su sardina a base de bien).
Quino decía que incluso muchos años después de haber dejado de dibujar a Mafalda y sus amigos, la gente le miraba como si fuera un asesino de niños, que había quien le guardaba eterno rencor por haber dejado de sacar viñetas de aquella niña que nos abre los ojos cada vez que la leemos. Quino asegura que Mafalda no podía crecer, que siempre sería una niña. Así se quedó y así la veo yo, con sus mismo ideales y rebeldía.
Por tanto si hubiera visto y escuchado a Cañete le habría dicho algo tan cierto como ocurrente; tan real como divertido. ¡Quino, por Dios!, escribe aunque sea una última tira y pon a la Mafalda viendo la tele y escuchando el tema central de una campaña en la que se ha tenido que hablar, lamentablemente, de cosas más importantes que Europa: las personas.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Las redes en el punto de mira

La parte por el todo. En este país tenemos afición a querer cargarnos las cosas completas si hay algo dentro de ellas que no funciona bien: Como en las autonomías ha habido derroche nos cargamos las autonomías; como en la TV autonómicas se ha gastado mucho nos las cargamos también... Si hay abusos en las redes sociales, las cerramos y se acabó. Los desalmados comentarios vertidos en las redes sociales a raíz de la muerte de la presidenta del PP y de la Diputación de León, Isabel Carrasco,han motivo que desde algunos sectores se pida la regulación del uso de las mismas, e incluso el gobierno ha anunciado que pondrá a la policía a investigar los posibles delitos cometidos, básicamente de injurias.
El ministro parece que comete un error de bulto al intentar perseguir un delito que necesita, irremediablemente, una denuncia previa del agraviado. (En este caso podría ser la familia directa la que se considerara injuriada). Pero eso no es lo importante.
Todos los delitos que se cometen en la red ya se cometían antes, o sea, no hay delitos nuevos que perseguir. Antes ya se injuriaba, había pedofilia, había robos, había agresiones verbales o escritas... Internet sólo es un canal más. Así que no cabe echarle la culpa a la red de todos esos delitos, ni ahora a las redes sociales. Esas redes no son en sí ni buenas ni malas, son un instrumentos que, bien usado puede ser muy útil a la sociedad y mal usado son un desastre. Como los coches, bien usados nos trasladan de un lugar a otro u mal usados nos pueden llevar a la muerte a nosotros o al resto.
Quien cometa un delito que lo pague, sea en la calle, sea desde su casa. Si alguien. utilizando las redes sociales atenta contra el honor y la dignidad de una persona debe ser castigado, al igual que si lo hace en la calle o en un bar. Pero del insulto la culpa no la tiene ni el aire que transmite en sonido, ni los cables de las redes. La culpa siempre es del culpable.