miércoles, 12 de agosto de 2015

Lechuga cósmica


No parecía que tuvieran mucho apetito, ni que tuviera un gusto exquisito, pero el otro día tres astronautas se zamparon la primera lechuga crecida en el espacio. La noticia, que podría parecer propia del verano, es mucho más importante de lo que podemos pensar. Quien siembra una lechuga, planta un tomate, y quien planta un tomate, planta dos, tres, cuatro... Y ya tenemos comida en el espacio. Lo importante de los inventos es eso, quien lo inventa. Luego ya, si eso, vienen los ingenieros y lo mejoran a saco. Pero en esencia, ya es lo mismo.
Pasó con el teléfono móvil. Lo difícil era hacer un teléfono sin cable, a partir de ahí, ya es el mismo aparato. Más pequeño, con más capacidad, con más aplicaciones, con la pantalla más grande... Pero es un móvil. Lo mismo ocurrirá con los drones. Si uno es capaz de llevar un paquete tal y como pretende Amazon, significa que estamos a un paso de poder montar a una persona, y quien monta a una, monta a dos, a tres... Y ya tenemos un coche que vuela. Inventado el dron, solo falta mejorarlo para poder montarnos encima.
La lechuga cósmica es un paso esencial para poder vivir más tiempo en el espacio. La base es que los tipos que estén en una nave no dependan de que lleguen suministros desde la Tierra, sino que sean autosuficientes. El paso siguiente será la cría de animales en el espacio. La granja espacial daría verosimilitud a la vida estable fuera de la Tierra. Pata negra del espacio. Ya lo estoy viendo.

martes, 11 de agosto de 2015

Lecturas del verano: John Fante: Pregúntale al Polvo

Un pretendido cultureta como yo siempre saca a pasear sus escritores favoritos en cuanto tiene ocasión. Es una manera de marcar territorio y, sin decirlo, demuestras la ingente cantidad de libros que has leído. El problema es que esos libros, y esos escritores deben ser lo suficientemente buenos y lo bastante desconocidos como para asombrar a tu interlocutor... Si avasallarlo del todo, claro. En estos días de calor sofocante las lecturas en la playa (para aquellos que no tengan que hacer castillitos en la arena) son la mejor opción. Así que aquí va mi recomendación del día: John Fante. Pregúntale al polvo.
Uno de los mejores críticos literarios que conozco es Marcos Crespo (El Borracho Volador) ya me había enseñado a Bukowsky hace siglos, así que c sucio". Viendo las fechas, cuadraba. Leyendo en internet lo confirmé.
uando cayó en mis manos Fante y leí tres párrafos, rápidamente le llamé para preguntarle. "Fante mola más.- me dijo.- Además, Bukowsky bebió de Fante para crear a Chinasky (su alter ego) y su realismo
Si te gusta Bukowsky pero estás algo cansado de su sempiterno Chinasky, prueba con Arturo Badini, el personaje de Fante. Un joven católico recién llegado a Los Angeles en un tiempo en el que la ciudad de las estrellas era otra cosa. Menos glamour y más recién llegados de toda Norteamérica.
Parece una precuela de la generación beat, un previo de lo que luego vendría.
Badini es lo que un buen beat espera de un personaje: Alguien que viva en una habitación mugrienta de alquiler, rodeado de personajes extrahumanos, enamorado de la chica equivocada y volcado en escribir, derrochando el poco dinero que llega a sus manos mientras desaprovecha una a una, todas las oportunidades que le da la vida para salir de ese bucle.
Escrito con una sencillez burda, Fante se lee rápidito, te hace pensar, te transporta a otro tiempo, algo que funciona muy bien con las olas del mar, y te hará más cultureta. Bukowsky está muy visto.