miércoles, 21 de marzo de 2007

A la espera

Dicen que el peor momento para un escritor es aquel que va desde que entrega su novela al editor hasta que éste se la devuelve con las anotaciones y propuestas. Mi editor me va a matar de angustia. Hace unos días que le entregué la mía y aún no sé nada. Esta incertidumbre me tiene desmesuradamente desazonado. Como único consuelo tengo una obra en casa y un picor en el brazo... La espiral con púas me mantiene ocupado.

martes, 13 de marzo de 2007

Blog urbano, pintadas y paseos por Sevilla


Me encanta pasear. Cuando a alguien le preguntan por sus aficiones hay un conjunto de cosas que se dicen casi sin pensar, para rellenar tiempo mientras se piensa algo que de verdad le interese y que sea diferente. Se dice "me encanta pasear, salir a cenar con amigos, el cine, el campo, la playa..." son 30 segundos de obviedades para al fin decir la afición magistral. En mi caso, lo siento, digo que me gusta pasear porque de verdad aprecio los paseos. No es un secreto. La gente que me conoce lo sabe.

Pasear por Sevilla en estos días es, además, un lujo. Por la temperatura, por el ambiente pre primaveral y por los lugares por lo que se pasa. Normalmente preparo bien el recorrido antes de salir de casa. No ando por andar. Cada calle tiene un significado para mi y en cada esquina busco un detalle determinado. Quizás busque sin querer la esencia de las cosas que me pasaron en esos mismos lugares hace tiempo.

Últimamente, en las calles de Sevilla alguien se ha dedicado a pintar frases ingeniosas en cada esquina. Supongo que el autor no espera tener mucho eco y probablemente casi nadie repare en ellas, tan ajetreados como estamos todos, siempre tarde, siempre a algún sitio. El tío ha hecho del centro de Sevilla su blog. Yo, que cuando paseo, estoy haciendo eso, pasear, si las he visto.

No las recuerdo todas, claro, pero algunas me parecen magistrales, por sencillas. "La guerra mata" dice una en Bustos Tavera. O "Si crees que eres libre es que no has volado lo suficientemente alto como para ver tus barrotes" dice otra en la calle Sol. Y otra "tocar fondo es negarse a abrir los ojos".

Habrá quien piense que estas pintadas son gamberradas de críos. Pero no se me ocurre mejor pintura para una fachada que reflexiones que den a los paseantes cosas en las que pensar y hacer nuestro hobby más interesante. Quien quiera que seas, sigue escribiendo en las paredes. Yo al menos, te leo.

jueves, 8 de marzo de 2007

Un hombre en el día de la mujer

La mitad de la humanidad celebra hoy su día y la otra mitad no puede permanecer al margen. En una fecha tan señalada como la del ocho de marzo he asistido a innumerables debates, reportajes y comentarios en todos los medios de comunicación tratando de elogiar el papel de la mujer en la sociedad y analizando la importancia de las políticas de igualdad en los diferentes estamentos públicos y privados.
La intención es buena, pero muchos de ellos se equivocan en el tratamiento, intentando destacar sólo a las mujeres que destacan en la sociedad, que tienen responsabilidades de peso en grandes empresas o en la Administración. Esas, por supuesto, son un referente para el resto de mujeres y un espejo en el que mirarse, pero echo en falta análisis más profundos sobre la situación real de la mujer, la de la calle, los salarios más bajos, las que no pueden conciliar vida familiar y laboral, las que sufren el maltrato y otras vejaciones como la prostitución.
También me faltan más información sobre la transversalidad en las políticas de género. Casi nadie sabe que la Junta de Andalucía aplica la perspectiva de género en todas sus leyes, en los presupuestos... a diferencia de otras comunidades autónomas en las que esto es aun un sueño.
Y por último están los hombres. Si la mitad del planeta hoy está de fiesta celebrando su día, los hombres no podemos permanecer al margen. Tenemos que estar con ellas en esto. Es lo justo. Tenemos que COMPARTIR, las cosas con ellas. Tenemos que hacerlo porque tenemos que estar convencidos de ello y sin nuestra ayuda no lo van a conseguir. Háganlo si quieren por egoísmo. A fin de cuentas son nuestras madres, nuestras hermanas y nuestras parejas. Seguro que para ellas queremos salarios iguales, mismos derechos, que no sean discriminadas...
Hoy es el día de la mujer, y el hombre se tiene que poner detrás de la pancarta para apoyar y echar todas las manos que sean necesarias. No basta con aplaudir, ahora se trata de hacer.

viernes, 2 de marzo de 2007

Llegar a tiempo


Llevo toda la vida llegando tarde a las cosas que más me importan. A los exámenes cuando estudiaba, a los entrenamientos cuando jugaba a baloncesto, a las reuniones de trabajo, a demostrar que quería a mi ex chica... pero creo que esta vez no he llegado muy tarde. En cuestión de arte, dos años no es tanto. Ayer estuve en el Teatro Lope de Vega viendo el Festival de Spoken Word (palabra& música). ¿Qué es el Spoken Word? Confieso que sabía muy poco de ello y que he descubierto algo verdaderamente nuevo, una nueva manera de contar cosas que tiene aun miles de posibilidades de evolucionar. El caso es el asunto es más antiguo de lo que parece. En los años sesenta, un grupo de artistas de la generación beat decidieron que la poesía debía traspasar el ámbito de lo privado, de la lectura solitaria, para encontrar otro caminos. La idea cuajó y así se creó este híbrido entre poesía y música concebida para acompañar esas palabras. Había nacido el género Spoken Word.
Sevilla organiza el único festival que se celebra en España y este año celebra su tercera edición, lo que quiere decir que se está asentando definitivamente en la ciudad. Y ayer fui.
El cartel no podía sonar más atractivo. El mítico poeta rebelde John Sinclair acompañado del guitarrista holandés Mark Ritsema abrían el espectáculo. Sinclair nació en mi tierra adoptiva de América, en Michigan, y es creador de grupos como MC5 e ideólogo de las Panteras Blancas. También ha destacado por su carácter contestatario a la América tradicional. Un genio.
Sinclair y Ritsema se mezclaron hasta hacerse indivisibles en la noche. Los versos, claros y duros, la voz grave hasta el infinito, iban acompañados de una música letal para los sentidos. Y yo cada vez estaba más asombrado por lo que veía. Al fin algo nuevo y algo bueno.
Y luego vino Nick Hornby, acompañado de Marah. Hablé de Nick en el post anterior. Es el escritor de libros tan buenos como Alta Fidelidad o En Picado. Hornby es un melómano declarado y su espectáculo tenía mucho que ver con esa parte de su vida. Hace tiempo escribió un ensayo llamado 31 Canciones en el que desgranaba los 31 temas que más habían influido en su vida y porqué. Ayer hizo más o menos eso. Nick salía y hacía un monólogo en verso, más o menos, sobre un grupo (The Clash, The Faces, Rory Gallagher...) y sobre las cosas que le habían pasado con él. Impresionante. Bueno. Ágil. Irónico. Divertido, triste. Hornby. Luego, el grupo americano Marah, tocaba una canción del grupo en cuestión. Una delicia. Cuando uno ve a Marah se pregunta porqué no son conocidos por todo el mundo. Pero como dice el propio Hornby, los fans de un grupo no quieren que se haga famoso.
Al final pude hablar un rato con Nick. Le di las gracias por haberme enseñado tantas cosas en tan poco tiempo. Creo que le gustó saberlo.
Llevaba tiempo hablando con el guitarrista Rafa Crespo, mi tío. Siempre estábamos comentando lo mucho que nos ilusiona hacer algo juntos, pero nunca hemos sabido qué. Ya lo he descubierto.

jueves, 1 de marzo de 2007

¿Te mereces lo que tienes?

¿Tenemos lo que nos merecemos? La conciencia católica en la que nos han educado ha salido a colación en mis encuentros de los últimos días. Tres momentos me han hecho reflexionar sobre esta pregunta, una entrega de un reconocimiento, una conversación con una amiga en el Parque de María Luisa y un libro que leo con avidez.
El día 27 de febrero asistí en Luque al reconocimiento que le hizo el pueblo a uno de sus hijos más queridos, mi amigo Juan Ortiz Villalba. Juan lleva toda la vida investigando los sucesos de la Guerra Civil en Andalucía con un esmero digo de admiración. Han sido veinte años de bucear en archivos y recogida de declaraciones de los supervivientes que han dado por fruto gran cantidad de escritos, artículos y una serie de televisión que quedará para la historia. El reconocimiento de su pueblo en un sencillo pero más que entrañable acto viene a dar a Juan el trato que se merece por sus obras y por el amor a su pueblo que, en forma de estudios, ha dado a lo largo de su vida.
Y al día siguiente, una amiga me aseguraba que tenía la certeza de que todas las buenas obras que estaba realizando algún día se verían recompensadas en forma de FELICIDAD. La tarde soleada y el tumulto de la gente pasando la jornada festiva en el Parque de María Luisa no le nublaban la vista, pero la hicieron más existencial. Convenimos en que el parque estaba lleno de "felices", término despectivo con el que calificamos a la gente que parecen irle bien las cosas.
En su conciencia están esos buenos actos y de ellos espera que la vida, Dios o la Divina Providencia, se los devuelva con algo tan subjetivo como "ser feliz". Me decía mi amiga, que los que fuimos educados en conciencia católica y sin embargo dudamos mucho de la existencia de un Dios tal cual nos lo pintaron estamos cojos. Ni creemos ni no creemos.
Nick Hornby es el autor de libros como Alta Fidelidad y En Picado. Éste segundo trata sobre las aventuras que corren cuatro personajes que se conocen en lo alto de una torre de Londres en Nochevieja, justo cuando todos han decidido subir allí para suicidarse. Los personajes del libro creen que el suicidio es una consecuencia lógica a sus actos y que es lo que se merecen. Es un poco de dignidad ante tanto fracaso.
Es la eterna concepción de que los actos de cada uno traen siempre unas determinadas consecuencias. Si eres bueno vas al cielo. Si eres malo, al infierno. Si vas rápido: multa... No sé. Yo siempre he sido seguidor de la Teoría del Caos. Pequeñas decisiones hoy, pueden tener consecuencias desastrosas mañana. Un simple cambio, una llamada a destiempo, una palabra mal dicha, a la larga, explica un gran cambio. Por muchas obras buenas que hagamos a lo largo del día.