Dicen que el peor momento para un escritor es aquel que va desde que entrega su novela al editor hasta que éste se la devuelve con las anotaciones y propuestas. Mi editor me va a matar de angustia. Hace unos días que le entregué la mía y aún no sé nada. Esta incertidumbre me tiene desmesuradamente desazonado. Como único consuelo tengo una obra en casa y un picor en el brazo... La espiral con púas me mantiene ocupado.
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