Conocí a Bukowski gracias a mi primo Marcos, un auténtico outsider a la sevillana y lector empedernido. Cuando yo llegué al autor norteamericano él ya casi se lo había leído todo así que seguí su orden aunque me dejé para otro momento vital los numerosos relatos cortos que había dejado un autor tan conocido por sus escritos como por su vida peculiar. Me había dejado para el final Hijo de Satanás, un compendio de historias perfectas para irlas leyendo en los momentos muertos que nos deja la vida occidental de principios del siglo XXI.
Hijo de Satanás es un libro de relatos cortos ambientados en diferentes épocas de EE.UU. que nos describen las vidas de los personajes típicos de Bukowski, es decir, borrachos, perdedores, jugadores sin éxito y demás fauna que tanto interesa a un autor que vivió muchas de esas cosas durante su agitada vida. Pero lo que lo hace diferente a otros libros de Bukowski es que al fin se acerca a historia casi contemporáneas, de los años 80 incluso, y que también tenemos historias de gente poderosa, empresarios, deportistas de élite, que aparecen retratados con las mismas miserias que los desheredados de la sociedad.
Bukowski pertenece a la generación bit de escritores malditos para los que el sueño americano es una falacia para mantener a los oprimidos con la vana esperanza de un futuro mejor. Pero en cada historia de Hijo de Satanás, nos damos cuenta de que por cada triunfador hay miles de perdedores que vagan sin alma por las calles de una América sedienta.
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