viernes, 27 de febrero de 2009

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Uno de los claros síntomas de mi incipiente senectud es mi odio compulsivo a determinados anuncios de televisión hasta el punto de la desesperación. Reconozco que llego a gritar cuando veo a alguno de ellos y que cambio el canal mientras maldigo al anunciante por permitir que manchen su marca con eso.
No soporto los anuncios de Citroen en los que los coches se conviertes en robot gigante y viceversa. No puedo ver a esos transformers bailar, o patinar, o correr hasta que vuelve a ser un C4. Con lo maravillosos que eran aquellos de "El Olimpo de los Diesel"!!!
Ni el del Rizo. ¡Qué espanto de erizo! ¿Y cuando salía dando una rueda de prensa con gorrita? Ese bicho es un asco. Ahora lo sacan como si fuera un totem o una ofrenda al grito de "Azumbaié!!". Un horror.
Y la expoelectrónica de El Corte Inglés y su cancioncita de "¡Me lo llevo!". Me he pasado años cantándola hasta el hartazgo. No puedo escucharla.
Ni los anuncios de créditos extraños. Había uno que comenzaba con la cara de un señor super triste que decía "3.000 €" al que jamás le habría concedido nada de trabajar yo en un banco.
Sin embargo, tengo que reconocer que he cambiado de opinión con respecto a los anuncios de Supersol que simulan una telenovela en la que la historia termina con "Ole qué precios". Al principio no lo soportaba y ahora es verdad que me parto.

2 comentarios:

Aurora dijo...

¡Yo me parto leyéndote a ti! (un gusto saludarte), y me parto conmigo cuando veo anuncios a los que no les encuentro el sentido con lo que anuncian, y cuando lo pregunto y me lo explican, se repiten las ocasiones en las que me dicen... ¿lo has entendido?, a veces, la verdad, no, me sigo imaginando otra cosa...
Aurora.

Alfonso Saborido dijo...

Y tú que sabes bastante de televisión ¿qué nos dices de los anuncios de las televisiones locales? Algunos los hay curiosos, pero otros, de verdad, en Onda Jerez, son para salir huyendo :)