Desde mi balcón se ve el mar azul del Mediterráneo, las montañas de origen volcánico de la Sierra de Gata y el pueblo de San José espolvoreado por la pequeña bahía a la que da nombre. Unos alumnos de un curso de buceo y gente paseando a lo lejos. Nada que contar. Parece que no pasa nada. Las noticias de los telediarios se centran en recordarnos que la crisis sigue ahí, que no está de vacaciones, que nos preparemos para un otoño calentito; nos dicen que ETA quiere asustarnos en Andalucía; que seguimos con nuestro mediocre olimpiada, fallando en las opciones de medalla... y que siguen muriendo mujeres a manos de sus ¿parejas?
La tranquilidad de mi visión diaria se mezcla con la brutalidad de esas muertes que no me pueden dejar tranquilo. Dicen que en vacaciones aumentan los asesinatos machistas y los datos se empeñan en darle la razón a las especialistas. Una estadística terrible que no por sabida deja de estremecerme. ¿Qué le pasa a los tíos? Machito, si no te gusta, déjala. Si te ha dejado llora un mar, grita de rabia, de pena... pero te toca aguantarte. Es lo que hay.
No tengo la fórmula mágica para acabar con este reguero de muerte. Supongo que pasa por la educación desde pequeños, mezclado con la exclusión social de los maltratadores publicando en todos lados sus antecedentes; el cumplimiento de las penas y el alejamiento efectivo de las víctimas.
Yo me he ido de vacaciones para descansar, para escribir, para encontrarme, para curarme del todo. estoy de vacaciones, pero mi conciencia no. Por eso escribo este post. Por eso tienes que leerlo.
2 comentarios:
Cuando las palabras las escribe esa tinta invisible que es la emoción,la palabra adquiere el poder. Y tú, a menudo compras esa tinta...
Gracias por tus palabras, son un aliento para sentarme cada día a escribir en esta ventana al mundo. Hay veces que me pregunto si lo que pongo en este blog le interesa a alguien, si consigo que al menos una persona reflexione sobre los temas que trato, o le interesa un dato que aporto. Gracias otra vez.
Publicar un comentario