lunes, 20 de julio de 2009

¿Qué tienen en la cabeza?

Los mismos delitos, las mismas atrocidades... adaptadas a los jóvenes del SXXI. Este fin de semana han coincidido tres hechos que tienen mucho que ver unos con otros. Marta del Castillo habría cumplido 18 años en estos días; hemos podido conocer que en Baena (Córdoba), cinco jóvenes habían abusado de una niña de 13 años; y en Huelva ha ocurrido un caso similar. Algo estamos haciendo mal todos si estos hechos ocurren en nuestro entorno entre jóvenes que, aparentemente, no están incluidos en sectores de exclusión social.
Las nuevas tecnologías se unen en los nuevos casos de violencia sexual relacionada con los jóvenes de hoy en día. Si en el caso de Marta del Castillo las redes sociales jugaron un papel fundamental, en los casos de Baena e Isla Cristina, grabaciones con móviles, amenazas y chantajes a las chicas para que no se difundieran esas imágenes han sido la base sobre la que se han producido las agresiones. Un espanto. Los chicos habían grabado a las chicas practicando sexo y bajo la amenaza de difundirlas y que se enterasen sus padres se han cometido violaciones. Y todo ello perpetrado por chavales menores de edad en la mayoría de los casos.
Me hago varias preguntas:
Cuanto miedo debían tener esas chicas a la reacción de sus padres para acceder a ser violadas entes de que se conociera su actividad sexual. Debemos seguir profundizando en la educación sexual por parte de los padres, para que los hijos no nos teman.
Qué se le pasa a un chaval por la cabeza para grabar en vídeo o con el móvil a otro o a él mismo teniendo relaciones sexuales. ¿De dónde ha sacado esa afición? ¿Qué modelos de personas damos desde los medios de comunicación? ¿Y en las escuelas?
El amor en la etapa adolescente es puro ímpetu, hormona descontrolada, pasión desenfrenada. No puedo comprender que cómo un chico puede chatajear a la que ha sido su novia.
Estos casos me aturden enormemente, me provocan nerviosismo y explican el porqué hay que seguir insistiendo en las políticas de educación y de igualdad que palien estas barbaridades. Así que cuando alguien diga que eso son chorradas de progres desgraciadamente tendremos más ejemplos que poner de lo que queremos evitar a toda costa.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Y, por fin, Sergio: ¿Qué grado de responsabilidad tienen los medios de comunicación (sobre todo la televisión) que fomentan la cultura del mínimo esfuerzo? ¿Para qué estudiar, para qué formarse si con un buen par de tetas o unos buenos músculos se puede hacer una/uno rico y famoso? ¿Qué estudios le han hecho falta a las petardas y petardos de Gran Hermano o de Operación Triunfo?

Luis

Anónimo dijo...

Estamos de acuerdo, pero me temo que mientras esta sociedad siga inculcando la culpabilidad a los jovenes por querer satisfacer un instinto del todo natural, continuarán dando salida a esos mismos instintos de forma completamente antinatural a través de agresiones y ellas seguirán viéndose obligadas (o al menos así lo creerán ellas) a salvaguardar su supuesta pureza de cara a la galería (en este caso sus padres) aun a costa de sufrir los abusos que ello conlleve. Una pena, pero es lo que los padres de hoy inculcan. Asegurarse que sus hijos se sientan culpables si practican el sexo a temprana edad en lugar de preocuparse por informales debidamente sobre los medios que deberían ser usados en dichas prácticas con el objeto de eliminar las consecuencias para las que sí que no están preparados.
Una lástima pero ésta es la cultura que nos ha tocado vivir.
Besos guapo.
Cristina

Cabeza dijo...

Confundir libertad con libertinaje.
Todo, o casi todo, lo que ocurre en la sociedad española se resume, a mi juicio, en esa frase.
Lo peor es que no hay solución, es decir, que nadie va a poner remedio.
Vivimos inmersos en lo "políticamente correcto", y nadie quiere mojarse..
Esta mañana, hablando con un compañero de trabajo recién divorciado (corneado por su ex, arruinado por la pensión compensatoria, alimenticia, hipoteca, nuevo alquiler etc etc..), salió la conversación del maltrato a la mujer; realmente es una atrocidad, injustificable desde caulquier óptica, pero nadie, absolutamente nadie, hace un análisis más allá de la continua criminalización del hombre. Me refiero a analizar en conjunto el o los pro qués del comportamiento vil de un hombre.
Si nos quedamos sólo en la parte criminal, como hacemos ahora, no habrá guardias civiles en España para proteger tanta mujer.
Hay que ir más allá, proteger por supuesto, pero prevenir también.
Pero para eso hay que tener mucho, muchísimo valor...
Igual reflexión haría con la bochornosa Ley del menor: más obligaciones y menos derechos.