En una tira de Mafalda la familia está en la playa. El padre está en la orilla, en bañador, cuando un señor se coloca junto a él más o menos en la misma postura, mirando al mar. El señor le mira y le dice: "¿No nos conocemos?". Al padre de Mafalda le encanta ser reconocido y balbucea: "mmm, no sé, es posible...", y añade: "¿El señor es..?, y el otro le contesta haciéndose inmenso, casi un dios mientras que el padre se empequeñece: "Abogado". El padre de Mafalda le dice que no cree y el otro finaliza diciendo que así en bañador "todos parecemos iguales".
Estos días en la playa, cuando mi hijo de siete meses me da un respiro (osea casi nunca), intento averiguar quien es quien en la playa. Antes lo hacía recordando esta tira de Mafalda, ahora también por el libro de Clara Sánchez (premio Nadal 2010) Lo que tu nombre esconde.
En su huida, los oficiales nazis dejaron tras de si un continente destruido y mucha gente que les odiaría para siempre. Muchos fueron detenidos, pero otros lograron escapar a Sudamérica... Y otros se quedaron mucho más cerca, en las costas españolas. Y aún hoy, alguno permanece aquí, en las costas levantinas y andaluzas, disfrazados de venerables viejecitos nórdicos, difíciles de distinguir entre sus paisanos.
La novela se basa en un hecho real leído por la autora en un periódico: Un matrimonio de nazis habían sido descubiertos en la costa andaluza tras años de estancia en nuestro país. A partir de ese hecho Clara Sánchez construye una historia en la que la venganza de un viejo inquilino de Mattahussen reconvertido luego en caza nazis, una chica embarazada y un grupo de oficiales de las SS de ochenta años se entremezclan en una especie de trhiller policiaco que crece en tensión a lo largo de las páginas.
La novela se lee sola y tiene la ventaja, para aquellos para los que no quieran enterarse de demasiadas barbaridades, de centrarse en el presente y no describir con demasiada firmeza lo que los alemanes hicieron mientras mandaban en su país y en Europa. Escrita muy visualmente, no me extrañaría verla convertida en película muy pronto. Es casi un guión y su puesta en escena no sería nada costosa.
Recomendable para aquellos y aquellas que estén por la labor de beberse letras en la playa. Una oportunidad para levantar la mirada del libro y mirar alrededor, preguntándose quien es la persona que está al lado, tumbada en la toalla. Todos parecemos iguales en bañador... Pero no lo somos.
Estos días en la playa, cuando mi hijo de siete meses me da un respiro (osea casi nunca), intento averiguar quien es quien en la playa. Antes lo hacía recordando esta tira de Mafalda, ahora también por el libro de Clara Sánchez (premio Nadal 2010) Lo que tu nombre esconde.
En su huida, los oficiales nazis dejaron tras de si un continente destruido y mucha gente que les odiaría para siempre. Muchos fueron detenidos, pero otros lograron escapar a Sudamérica... Y otros se quedaron mucho más cerca, en las costas españolas. Y aún hoy, alguno permanece aquí, en las costas levantinas y andaluzas, disfrazados de venerables viejecitos nórdicos, difíciles de distinguir entre sus paisanos.
La novela se basa en un hecho real leído por la autora en un periódico: Un matrimonio de nazis habían sido descubiertos en la costa andaluza tras años de estancia en nuestro país. A partir de ese hecho Clara Sánchez construye una historia en la que la venganza de un viejo inquilino de Mattahussen reconvertido luego en caza nazis, una chica embarazada y un grupo de oficiales de las SS de ochenta años se entremezclan en una especie de trhiller policiaco que crece en tensión a lo largo de las páginas.
La novela se lee sola y tiene la ventaja, para aquellos para los que no quieran enterarse de demasiadas barbaridades, de centrarse en el presente y no describir con demasiada firmeza lo que los alemanes hicieron mientras mandaban en su país y en Europa. Escrita muy visualmente, no me extrañaría verla convertida en película muy pronto. Es casi un guión y su puesta en escena no sería nada costosa.
Recomendable para aquellos y aquellas que estén por la labor de beberse letras en la playa. Una oportunidad para levantar la mirada del libro y mirar alrededor, preguntándose quien es la persona que está al lado, tumbada en la toalla. Todos parecemos iguales en bañador... Pero no lo somos.
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