viernes, 30 de mayo de 2008
Sale el programa definitivo del curso de verano Prensa Gratuita: una realidad emergente
miércoles, 28 de mayo de 2008
Sanidad saludable
viernes, 23 de mayo de 2008
La batalla es contra los republicanos... y ahí es mejor Hillary
miércoles, 21 de mayo de 2008
Sevilla, un personaje más de Ángel para un Final
martes, 20 de mayo de 2008
Ya
Ya era hora.
Al fin las primeras luces del día
aparecen en las ventanas
del corazón
Quizás sólo me quede uno
pero lo vamos a aprovechar
Ya.
Ya pasó.
Ya no estás.
lunes, 19 de mayo de 2008
Ensayo sobre la Ceguera, Saramago al cine
jueves, 15 de mayo de 2008
El Diario de Ana Frank
martes, 13 de mayo de 2008
Mas madera
lunes, 12 de mayo de 2008
El origen del nombre de Angel para un final
Desde el principio tuve claro qué historia quería contar, aunque luego fueran interponiéndose narraciones suplementarias que han enriquecido, a mi modo de ver, el texto final de Ángel Para un final, que está a punto de salir la a venta. Lo que no aparecía por ninguna parte era el título. Otras veces ocurre al revés, uno tiene un nombre y de ahí surge la historia, como le ocurrió a Tolkien con El Hobbit. A mi no. Era una novela sin título.
Lo bueno fue que no me desesperé ante esta circunstancia. Seguí escribiendo como si nada, esperando que el nombre apareciera, como por arte de magia, para cerrar el círculo. Y ese nombre vino a mi, como siempre vienen esas cosas, de la mano de los seres queridos. Y fue alguien muy querido quien me enseñó esta canción para que titular para siempre mi primera historia.
Es una canción de Silvio Rodríguez, no muy conocida que se llama Ángel para un Final y que habla de cosas muy parecidas a las que me gustaría expresar en mi libro. De instantes eternos, de ángeles que pasan, de noches casuales, de tormentas, de amor, de desamor... de la vidas de las personas.
Esta historia tiene por tanto nombre de canción y escuchándola casi sirve de trailer del libro a pesar de estar escrito sin haberla escuchado antes de escribirla. Cosas de las casualidades. Gracias Silvio por el tema, gracias Titú, por enseñármela.
domingo, 11 de mayo de 2008
Notable audiencia de Saboreando Asturias
miércoles, 7 de mayo de 2008
La Banda en la Isla de la Magia
lunes, 5 de mayo de 2008
Superman contra el tiempo
Luego ha visto la película unas 1.200 veces, pero de aquella primera se le quedaron un par o tres de imágenes que ya nunca pudo olvidar. La escena del helicóptero, con Louis Lane a punto de matarse vestida de amarillo; una carrerita de Clark y un tren en Smallville; y cuando Superman sale al espacio y comienza a dar vueltas y vueltas en dirección opuesta al giro de la Tierra haciendo que ésta se pare y gire para atrás también en el tiempo. Con esta maniobra consigue llegar a tiempo y salvar a Lane otra vez de un terremoto.
Cuando vio aquella solución se quedó maravillado y pensó que era de lo más inteligente. De hecho se extrañó que no usase esa técnica nunca más en esa película o en alguna de sus secuelas. Llegar a tiempo de salvar a los buenos era sencillísimo, bastaba con darle vueltas a la Tierra en dirección contraria.
Por eso hay veces que cuando corre por las calles de su ciudad cambia la dirección y en vez de hacer el camino de siempre lo hace al revés. Quizás así, si va muy, muy de prisa, pueda hacer que la Tierra gire para el otro lado y si lo hace muchas, muchas veces, a lo mejor cuando llegue a casa haya atrasado el tiempo hasta el momento que en tu estabas allí.
Pero que va, nunca corre tanto como para eso. Cuando llega, lo único que encuentra es un cuerpo más cansado de lo debido por el esfuerzo extra y varios mensajes con las citas de mañana. Y ese mañana nunca es ayer, ni antes de ayer, es mañana de verdad. Por eso ha dejado de creer en Superman y en los superhéroes. Para ellos es fácil dar marcha atrás en el tiempo y llegar justo en el momento oportuno para evitar el drama.
Pero eso no le quita el ánimo, como también recuerda el día en que vio Regreso al Futuro un fin de año ahora creo que se emociona cuando llega a 140 kilómetros por hora con su coche nuevo. Entonces mira la pantalla y a su condensador de flujo esperando saltar en el tiempo una vez más, aunque ahora ya no pone una fecha indeterminada de 2004, ahora ha puesto una del 2018. Quiere verte dentro de 10 años, por si acaso no lo hace en vida normal. Cosas de las películas.
sábado, 3 de mayo de 2008
El South Pop Festival se afianza en la programción cultural andaluza
viernes, 2 de mayo de 2008
José González, ronquera del corazón
Se llama José González, es sueco, de padres argentinos y canta en inglés. Es una mezcla propia del nuevo siglo. Mezcla. Intercambio.
Hace poco que conozco su trabajo, pero me impactó desde el primer momento. Ya lo comenté en un post anterior en el que explicaba quien era este chico que saltó a la fama gracias a un anuncio de Sony al que puso música. Si hombre, uno en el que salen unas pelotitas de colores cayendo a cámara lenta por las calles de San Francisco.
Ayer José vino a Sevilla y fui a verle al Sotuh Pop Festival que se celebra estos días en La Cartuja de la capital hispalense, una de esas rarezas que se encuentra uno por las programaciones de las ciudades españolas.
Pero no es del South Pop de lo que quería hablar, ya lo haré en el próximo post, sino de la actuación de Jose González o más bien de las sensaciones que provoca este chiquito. Tan moreno, tan poquita cosa, tan aparentemente tímido, se encargó de parar el reloj de todos los asistentes que permanecieron en silencio absoluto la hora que duró su concierto. Un silencio sólo interrumpido por los encendidos aplausos que seguían a cada tema y que era la únca manera de sacarte del estado de máxima placidez al que te llevaba cada canción.
Esperé con avidez Heartbeats, el susodicho tema del anuncio de Sony, pero antes de eso González me fue llevando a la paz, a darme cuenta de que hay cosas por las que merece la pena estar por aquí. Los detalles. Una canción, un olor, una sonrisa...
Y llegó Heartbeats. Y canté bajito para que no me esuchara nadie, pero la sentí tanto y tan alto que me quedé ronco a pesar de no despegar los labios ni un poquito. Ronquera del corazón tuvo que ser. Qué se yo (diría el propio Gozález con su acento argentino).
Cuando terminó la actuación venía otro grupo detrás, pero no me pude quedar. Ya no había nada que lo pudiera mejorar... Bueno si, verte allí a mi lado. Por eso me fui tan rapidísimo.