Se llama José González, es sueco, de padres argentinos y canta en inglés. Es una mezcla propia del nuevo siglo. Mezcla. Intercambio.
Hace poco que conozco su trabajo, pero me impactó desde el primer momento. Ya lo comenté en un post anterior en el que explicaba quien era este chico que saltó a la fama gracias a un anuncio de Sony al que puso música. Si hombre, uno en el que salen unas pelotitas de colores cayendo a cámara lenta por las calles de San Francisco.
Ayer José vino a Sevilla y fui a verle al Sotuh Pop Festival que se celebra estos días en La Cartuja de la capital hispalense, una de esas rarezas que se encuentra uno por las programaciones de las ciudades españolas.
Pero no es del South Pop de lo que quería hablar, ya lo haré en el próximo post, sino de la actuación de Jose González o más bien de las sensaciones que provoca este chiquito. Tan moreno, tan poquita cosa, tan aparentemente tímido, se encargó de parar el reloj de todos los asistentes que permanecieron en silencio absoluto la hora que duró su concierto. Un silencio sólo interrumpido por los encendidos aplausos que seguían a cada tema y que era la únca manera de sacarte del estado de máxima placidez al que te llevaba cada canción.
Esperé con avidez Heartbeats, el susodicho tema del anuncio de Sony, pero antes de eso González me fue llevando a la paz, a darme cuenta de que hay cosas por las que merece la pena estar por aquí. Los detalles. Una canción, un olor, una sonrisa...
Y llegó Heartbeats. Y canté bajito para que no me esuchara nadie, pero la sentí tanto y tan alto que me quedé ronco a pesar de no despegar los labios ni un poquito. Ronquera del corazón tuvo que ser. Qué se yo (diría el propio Gozález con su acento argentino).
Cuando terminó la actuación venía otro grupo detrás, pero no me pude quedar. Ya no había nada que lo pudiera mejorar... Bueno si, verte allí a mi lado. Por eso me fui tan rapidísimo.
viernes, 2 de mayo de 2008
José González, ronquera del corazón
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