Desde el principio tuve claro qué historia quería contar, aunque luego fueran interponiéndose narraciones suplementarias que han enriquecido, a mi modo de ver, el texto final de Ángel Para un final, que está a punto de salir la a venta. Lo que no aparecía por ninguna parte era el título. Otras veces ocurre al revés, uno tiene un nombre y de ahí surge la historia, como le ocurrió a Tolkien con El Hobbit. A mi no. Era una novela sin título.
Lo bueno fue que no me desesperé ante esta circunstancia. Seguí escribiendo como si nada, esperando que el nombre apareciera, como por arte de magia, para cerrar el círculo. Y ese nombre vino a mi, como siempre vienen esas cosas, de la mano de los seres queridos. Y fue alguien muy querido quien me enseñó esta canción para que titular para siempre mi primera historia.
Es una canción de Silvio Rodríguez, no muy conocida que se llama Ángel para un Final y que habla de cosas muy parecidas a las que me gustaría expresar en mi libro. De instantes eternos, de ángeles que pasan, de noches casuales, de tormentas, de amor, de desamor... de la vidas de las personas.
Esta historia tiene por tanto nombre de canción y escuchándola casi sirve de trailer del libro a pesar de estar escrito sin haberla escuchado antes de escribirla. Cosas de las casualidades. Gracias Silvio por el tema, gracias Titú, por enseñármela.
lunes, 12 de mayo de 2008
El origen del nombre de Angel para un final
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