Cuando estrenaron Superman hizo una gran cola de dos horas para comprar las entradas. Era pequeño y aquello le pareció eterno, pero la emoción por ver la película podía con el cansancio y con todo. No sabía muy bien qué se iba a encontrar en el Cine Río de una Barcelona en plena transición democrática, pero algo que despertara tanta pasión entre la ciudadanía y sus amigos no podía defraudarle. Cuando fuera al cole el lunes podría contar que él ya la había visto, casi antes que nadie.
Luego ha visto la película unas 1.200 veces, pero de aquella primera se le quedaron un par o tres de imágenes que ya nunca pudo olvidar. La escena del helicóptero, con Louis Lane a punto de matarse vestida de amarillo; una carrerita de Clark y un tren en Smallville; y cuando Superman sale al espacio y comienza a dar vueltas y vueltas en dirección opuesta al giro de la Tierra haciendo que ésta se pare y gire para atrás también en el tiempo. Con esta maniobra consigue llegar a tiempo y salvar a Lane otra vez de un terremoto.
Cuando vio aquella solución se quedó maravillado y pensó que era de lo más inteligente. De hecho se extrañó que no usase esa técnica nunca más en esa película o en alguna de sus secuelas. Llegar a tiempo de salvar a los buenos era sencillísimo, bastaba con darle vueltas a la Tierra en dirección contraria.
Por eso hay veces que cuando corre por las calles de su ciudad cambia la dirección y en vez de hacer el camino de siempre lo hace al revés. Quizás así, si va muy, muy de prisa, pueda hacer que la Tierra gire para el otro lado y si lo hace muchas, muchas veces, a lo mejor cuando llegue a casa haya atrasado el tiempo hasta el momento que en tu estabas allí.
Pero que va, nunca corre tanto como para eso. Cuando llega, lo único que encuentra es un cuerpo más cansado de lo debido por el esfuerzo extra y varios mensajes con las citas de mañana. Y ese mañana nunca es ayer, ni antes de ayer, es mañana de verdad. Por eso ha dejado de creer en Superman y en los superhéroes. Para ellos es fácil dar marcha atrás en el tiempo y llegar justo en el momento oportuno para evitar el drama.
Pero eso no le quita el ánimo, como también recuerda el día en que vio Regreso al Futuro un fin de año ahora creo que se emociona cuando llega a 140 kilómetros por hora con su coche nuevo. Entonces mira la pantalla y a su condensador de flujo esperando saltar en el tiempo una vez más, aunque ahora ya no pone una fecha indeterminada de 2004, ahora ha puesto una del 2018. Quiere verte dentro de 10 años, por si acaso no lo hace en vida normal. Cosas de las películas.
Luego ha visto la película unas 1.200 veces, pero de aquella primera se le quedaron un par o tres de imágenes que ya nunca pudo olvidar. La escena del helicóptero, con Louis Lane a punto de matarse vestida de amarillo; una carrerita de Clark y un tren en Smallville; y cuando Superman sale al espacio y comienza a dar vueltas y vueltas en dirección opuesta al giro de la Tierra haciendo que ésta se pare y gire para atrás también en el tiempo. Con esta maniobra consigue llegar a tiempo y salvar a Lane otra vez de un terremoto.
Cuando vio aquella solución se quedó maravillado y pensó que era de lo más inteligente. De hecho se extrañó que no usase esa técnica nunca más en esa película o en alguna de sus secuelas. Llegar a tiempo de salvar a los buenos era sencillísimo, bastaba con darle vueltas a la Tierra en dirección contraria.
Por eso hay veces que cuando corre por las calles de su ciudad cambia la dirección y en vez de hacer el camino de siempre lo hace al revés. Quizás así, si va muy, muy de prisa, pueda hacer que la Tierra gire para el otro lado y si lo hace muchas, muchas veces, a lo mejor cuando llegue a casa haya atrasado el tiempo hasta el momento que en tu estabas allí.
Pero que va, nunca corre tanto como para eso. Cuando llega, lo único que encuentra es un cuerpo más cansado de lo debido por el esfuerzo extra y varios mensajes con las citas de mañana. Y ese mañana nunca es ayer, ni antes de ayer, es mañana de verdad. Por eso ha dejado de creer en Superman y en los superhéroes. Para ellos es fácil dar marcha atrás en el tiempo y llegar justo en el momento oportuno para evitar el drama.
Pero eso no le quita el ánimo, como también recuerda el día en que vio Regreso al Futuro un fin de año ahora creo que se emociona cuando llega a 140 kilómetros por hora con su coche nuevo. Entonces mira la pantalla y a su condensador de flujo esperando saltar en el tiempo una vez más, aunque ahora ya no pone una fecha indeterminada de 2004, ahora ha puesto una del 2018. Quiere verte dentro de 10 años, por si acaso no lo hace en vida normal. Cosas de las películas.
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