La primera vez que vi un Macintosh fue en EE.UU. En casa tenía uno mi hermana Kiersta, pero me estaba vetado so pena de cortar el césped tres semanas seguidas. Así que cuando entré en la sala de ordenadores de mi instituto de Okemos (Michigan), mi cara no debía tener desperdicio. Acostumbrado a la chatarra que pululaba con suerte por las aulas de mi añorada Sevilla y pensando en mi Spectrum aquellas pequeñas máquinas con un cable conectado me parecían alucinantes. (Y eso que mi Spectrum era el ZX Spectrum+, una versión de última generación del tradicional 48K).
Entré en la clase y me senté delante de una de los ordenadores y permanecí en silencio, esperando las instrucciones del profesor que no tardaron en llegar. Comenzó a rajar sin parar y mis compañeros comenzaron a hacer cosas con aquellos ordenadores y yo me quedé parado sin saber qué hacer. Así que para ganar tiempo, decidí inventarme una de mis historias.
El profesor se acercó a mi y me preguntó:
- ¿Qué te pasa, Sergio? ¿Por qué no enciendes el ordenador?
- Es que mi religión no me permite usar este tipo de tecnología. Dije muy serio.- El cura dice que son engendros del diablo.
Si dices eso en un instituto de España el profesor alucina y bien opta por preocuparse por tu situación seriamente y da parte a alguien o bien pasa de ti y piensa que le estás tomando el pelo. Pero en EEUU la cosa cambia. Allí el respeto por las diferentes religiones es mucho mayor debido a la diversidad que convive día a día, así que el hombre se lo creyó. Y a mi me dio tiempo de ir a casa y rogarle a mi hermana que me enseñara a trabajar con el suyo. Kiersta se partió de risa con mi historia y en una tarde me enseñó que los Apple eran las máquinas más sencillas de utilizar. Una lección que me sirvió para utilizarlas hasta hoy mismo.
El legado de Jobs es una gran empresa que gana mucho dinero. Pero ese es el legado que le deja a sus accionistas. La la humanidad, Jobs le ha dejado una manera de entender la tecnología. Una que piensa que debe ser extremadamente intuitiva y fácil de utilizar; que debe resolver verdaderos problemas y no crear nuevos... Y todo con un toque de diseño que nos haga pensar que somos exclusivos.
Desde aquel episodio siempre he vivido rodeado de instrumentos de Apple. Mis periódicos nacieron con ellos y siguen usándolos (en versiones muy mejoradas afortunadamente), y en casa tenemos dos Ipods, un Ipad y vivimos resistiéndonos al Iphone como quien pasa todos los días delante de una pastelería y mira una tarta apetitosa que hay en el escaparate.
Jobs llevó la lógica de la tecnología a la realidad. No inventó nada que otros no hubieran soñado antes, pero él tuvo la capacidad de llevarlas a cabo, comercializarlas por millones y hacerse millonario con ello.
Le echaremos de menos.
Y si, al día siguiente fui a clase de informática y le dije al profesor que el cura me había dado permiso para usar los Apple ante su regocijo y mi tranquilidad. MI nota al final de curso fue de A+.
Entré en la clase y me senté delante de una de los ordenadores y permanecí en silencio, esperando las instrucciones del profesor que no tardaron en llegar. Comenzó a rajar sin parar y mis compañeros comenzaron a hacer cosas con aquellos ordenadores y yo me quedé parado sin saber qué hacer. Así que para ganar tiempo, decidí inventarme una de mis historias.
El profesor se acercó a mi y me preguntó:
- ¿Qué te pasa, Sergio? ¿Por qué no enciendes el ordenador?
- Es que mi religión no me permite usar este tipo de tecnología. Dije muy serio.- El cura dice que son engendros del diablo.
Si dices eso en un instituto de España el profesor alucina y bien opta por preocuparse por tu situación seriamente y da parte a alguien o bien pasa de ti y piensa que le estás tomando el pelo. Pero en EEUU la cosa cambia. Allí el respeto por las diferentes religiones es mucho mayor debido a la diversidad que convive día a día, así que el hombre se lo creyó. Y a mi me dio tiempo de ir a casa y rogarle a mi hermana que me enseñara a trabajar con el suyo. Kiersta se partió de risa con mi historia y en una tarde me enseñó que los Apple eran las máquinas más sencillas de utilizar. Una lección que me sirvió para utilizarlas hasta hoy mismo.
El legado de Jobs es una gran empresa que gana mucho dinero. Pero ese es el legado que le deja a sus accionistas. La la humanidad, Jobs le ha dejado una manera de entender la tecnología. Una que piensa que debe ser extremadamente intuitiva y fácil de utilizar; que debe resolver verdaderos problemas y no crear nuevos... Y todo con un toque de diseño que nos haga pensar que somos exclusivos.
Desde aquel episodio siempre he vivido rodeado de instrumentos de Apple. Mis periódicos nacieron con ellos y siguen usándolos (en versiones muy mejoradas afortunadamente), y en casa tenemos dos Ipods, un Ipad y vivimos resistiéndonos al Iphone como quien pasa todos los días delante de una pastelería y mira una tarta apetitosa que hay en el escaparate.
Jobs llevó la lógica de la tecnología a la realidad. No inventó nada que otros no hubieran soñado antes, pero él tuvo la capacidad de llevarlas a cabo, comercializarlas por millones y hacerse millonario con ello.
Le echaremos de menos.
Y si, al día siguiente fui a clase de informática y le dije al profesor que el cura me había dado permiso para usar los Apple ante su regocijo y mi tranquilidad. MI nota al final de curso fue de A+.
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