¿Soy yo o es verdad que las elecciones
generales no están despertando el entusiasmo de otras? la respuesta a
esta pregunta que me hago desde hace unos días la tendré mañana, cuando
vea los datos de audiencia del debate de esta noche. El único que
tendremos en esta ocasión entre los dos candidatos con posibilidades reales de llegar a La Moncloa el 20-N.
Y eso que los partidos están intentando arrancar de la gente un poco de interés por el asunto. Lo del PSOE
en Dos Hermanas, con 30.000 personas, parece que fue de esas que ya no
se veían. Incluso partidos mucho más pequeños están sacando a la calle
lo poco que tienen con tal de intentar explicar sus propuestas, como EQUO, que tiene un curioso plan de actuación muy en la línea de las reivindicaciones del 15-M.
Y
resulta curioso que en un momento tan delicado como el que vivimos, con
unos índices de paro como los que asolan nuestras estadísticas resulte
que la campaña electoral no termine de enganchar al electorado. ¿Estamos
resignados? ¿Nos da igual? ¿Es quizás porque todas las encuestas dan un
resultado definitivamente favorable al Partido Popular?
Me
encantaría ser de los que animan al voto al debate político, a la
confrontación de ideas pero he de reconocer que me invade la desidia y, a
menos que la campaña entre en otro estado me va a resultar difícil. Eso
no quita que me importe, y mucho lo que pueda pasar el día de las
elecciones y sobre todo, los cuatro años que vendrán después.
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