Aurdido y cansado llego al lope de Vega un lunes desapacible en busca de un reconstituyente musical que me saque del cansancio acumulado... En fin de semana. Wim Mertens se llama esa pastilla que anhelo tenga efecto. El autor y compositor belga es un asiduo de Sevilla, ha venido unas cuantas veces y en esta mini gira española también ha elegido la capital andaluza como inicio de ese pequeño periplo que también lo llevará a Madrid y Valladolid.
Mertens es un genio que usa como elemento principal el piano y algún otro instrumento de cuerda. Muchas veces sólo instrumentos de cuerda. Como ayer. Su música suena a películas entrañables que no hemos visto nunca, suena a todo lo que luego han hecho otros. Es el maestro de la ternura. Y los tiernos se han fijado mucho en él.
Los temas de Mertens son tan largos que te permiten cerrar los ojos y sumergirte en tus propios mundos, el disfrute no viene solamente de las notas que salen del escenario, puede venir de los sueños que evoquen esos sonidos en tu mente. Por eso es bueno olvidarse de que uno estáen un concierto y viajar por tus propios universos en busca de imágenes que den vida a la banda sonora que te presenta.
Y así se pasan las dos horas. Mertens es, además de un gran compositor, un grandísimo intérprete, con un estilo inconfundible que han recogido otros grandes como Yann Tiersen o incluso Coldplay. Todos han bebido de él.
La primera parte del concierto es más plana, dejándo para la segunda y los bises su repertorio más imptrevisible, ese al que hay que prestar atención y dejar de soñar. Cuando suena Streggle for Pleasure ya es demasiado tarde para no sentirte nuevo. La pastilla musical ha causado efecto.
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