Lo que le está pasado a mi amigo José Vega, patrón del Nuevo Pepita Aurora, es una auténtica tragedia. Todo lo demás se queda atrás cuando ves cómo la vida de una persona se trunca de esta manera. Ahora el juez le pide una fianza de 2,4 millones de Euros, algo absolutamente imposible de asumir por José, cuya se empresa se hundió cuando lo hizo su barco. No tengo ni idea de donde pretende su señoría que saque ese dinero. Ni juntándonos todos los amigos se podría hacer cargos de esa suma.
Lo peor es que en el naufragio hubo muertos, algo que pesa en la mente de José, que se ha llegado a lamentar de no haber sido él mismo el que se hubiera quedado allí abajo para siempre y no tener que sufrir todo lo que lleva pasado desde entonces. Pero él no sólo no murió sino que se dedicó a salvar a tantos compañeros como pudo trayéndolos allí donde podía tras el desastre. Hoy muy poca gente se lo agradece y sin embargo otra mucha aún le recrimina no tengo ni idea qué.
El abogado de José Vega ha pedido a la justicia que saque el barco a flote para poder demostrar la inocencia de su defendido y poder acusar a, según han dicho públicamente, los verdaderos culpables de la tragedia, pero el juez ha dicho que debe ser el propio José el que lo saque de su bolsillo.. Es como si aparece un muerto y el juez le dice al acusado que busque el arma homicida si no quiere ir a la cárcel. La gente debería ser inocente mientras no se demuestre lo contrario, y en este caso hay una manera de saber quien es el culpable: Sacando el barco.
José Vega es de una famila de pescadores de Barbate, que sufrió lo suyo y se endeudó hasta las cejas para sacar su barco y su tripulación adelante, con un barco nuevo, que debía darle la mayor seguridad y el mejor servicio a una zona devastada por el paro. Sufrió las reconversiones, los parones, las negociaciones con Marruecos...
No sé cómo acabará esta historia, pero lo cierto es que las instrucciones judiciales mucha veces se alargan demasiado en el tiempo, y eso hace que las personas involucradas sufran mucho, demasiado, en ocasiones, como para que puedan rehacer sus vidas.
Lo peor es que en el naufragio hubo muertos, algo que pesa en la mente de José, que se ha llegado a lamentar de no haber sido él mismo el que se hubiera quedado allí abajo para siempre y no tener que sufrir todo lo que lleva pasado desde entonces. Pero él no sólo no murió sino que se dedicó a salvar a tantos compañeros como pudo trayéndolos allí donde podía tras el desastre. Hoy muy poca gente se lo agradece y sin embargo otra mucha aún le recrimina no tengo ni idea qué.
El abogado de José Vega ha pedido a la justicia que saque el barco a flote para poder demostrar la inocencia de su defendido y poder acusar a, según han dicho públicamente, los verdaderos culpables de la tragedia, pero el juez ha dicho que debe ser el propio José el que lo saque de su bolsillo.. Es como si aparece un muerto y el juez le dice al acusado que busque el arma homicida si no quiere ir a la cárcel. La gente debería ser inocente mientras no se demuestre lo contrario, y en este caso hay una manera de saber quien es el culpable: Sacando el barco.
José Vega es de una famila de pescadores de Barbate, que sufrió lo suyo y se endeudó hasta las cejas para sacar su barco y su tripulación adelante, con un barco nuevo, que debía darle la mayor seguridad y el mejor servicio a una zona devastada por el paro. Sufrió las reconversiones, los parones, las negociaciones con Marruecos...
No sé cómo acabará esta historia, pero lo cierto es que las instrucciones judiciales mucha veces se alargan demasiado en el tiempo, y eso hace que las personas involucradas sufran mucho, demasiado, en ocasiones, como para que puedan rehacer sus vidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario