Reproduzco aquí unas líneas que ha escrito mi buena amiga- tía- quasi madre segunda, Amparo Jiménez sobre la vida del cantaor Luís Caballero.
Personalmente conocía a Caballero siendo casi un niño gracias a Amparo. Lo recuerdo alto y elegante, daba más la imagen de un señorito al que le gusta escuchar que otros canten para él que ser él mismo el artista. Acababa de llegar a Sevilla desde Barcelona y él y su familia fueron las primeras que me prestaban su amistad y me llevaban de aquí para allá como el primer sobrino de una casa. (incluidas visitas al cine a ver ET, Tootsie o Balde Runner)...
Las palabras de Amparo son un buen reflejo de la personalidad de este enorme cantaor que nos ha dejado estos días.
El 24 de junio de
Lo primero que se percibía en él era su estatura y su cabeza de perfil romano y de cabello blanquísimo a la vez que su mirada, medio admirativa y medio socarrona, en su contemplación del mundo que le rodeaba. Después, profundizando en su personalidad y conversando con él te embargaba su humanidad, sus ideas progresistas y su cultura, principalmente su vasta cultura. He conocido pocas personas con las que se pudiera hablar de tantos temas y con tanta sabiduría.
Durante varios años mantuve una relación epistolar con él muy intensa, teniendo como principal tema el Flamenco, con mayúscula, del que sabía tanto. Yo era neófita. Solo me guiaba el deseo de sentir el cante hasta las entrañas. Lo poco que sé se lo debo a él y a otro amigo entrañable, ya fallecido, que fue Francisco Vallecillo.
Cuantos recuerdos se me agolpan al mirar atrás y revivir mis viajes a Ceuta, Sevilla, Puente Genil, etc. desde mi Barcelona natal y beber de sus conocimientos sobre el cante flamenco. Fue la época en la que un grupo de andaluces creó el Centro Andaluz en Cataluña y al que pertenecí desde su fundación. A través del Centro, Luís Caballero impartió varias conferencias entre las Asociaciones andaluzas, sobre el flamenco ilustrándolo con su cante.
Viviendo después yo, en Sevilla, y trabajando en
Fue ganador del premio Ondas y participó activamente, durante muchos años, en
Fue amante de Lorca, Machado, Gala, etc. y de todos los poetas y escritores, principalmente andaluces. Él mismo, entre sus facetas, fue un poeta en esencia y tengo la esperanza de que su hija, Eva, guarde todo lo que escribió en su larga vida.
Siempre fue fiel a sus ideas de izquierdas y tuvo muy clara su posición hacia el trabajador y frente a los explotadores.
Tenía un punto de rebeldía contra las injusticias que, a veces, le hacía ser hiriente y que asombraba a los que no le conocían. Sin embargo tenía muchos amigos que le respetaban por ello y una familia a la que adoraba y que comulgaron siempre con sus ideas, estando en primer término, su mujer Encarna.
Hoy se nos ha ido un poeta culto y sensible, un humanista defensor de la justicia, un cantaor puro y didáctico y uno de los últimos caballeros que da esta bendita tierra de Andalucía.
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