jueves, 17 de junio de 2010

El viejo sueño de volver a la vida tras congelarte puede ser cierto

Miguel Artime (alias Maikelnai) y Javier Peláez (Aldea Irreductible), comparten muchas más cosas que un simple nick llamativo. Ambos son blogueros desde hace años y tienen una extraordinaria capacidad para contar historias curiosas en sus respectivos diarios electrónicos. Tanto, que en 2009 fueron reconocidos con un Premio Bitacoras.com en la categoría Mejor Blog Cultural y Mejor Blog del Jurado, respectivamente. Su éxito blogosférico no termina aquí; ahora han recibido una oferta de Yahoo España para colaborar en una bitácora sobre ciencia que ya está dando sus primeros frutos con artículos tan brillantes como el que rescatamos este jueves.
Existen diferentes casos en los que un humano ha logrado sobrevivir, casi resucitar, tras un largo periodo de congelación. En 2001, Erika Nordby, un bebé canadiense de 13 meses, volvió a la vida tras estar congelada y con el corazón casi detenido durante más de dos horas. La pequeña había salido de su casa por la puerta de la cocina mientras su madre dormía. Afuera, la temperatura era de 20 grados bajo cero.
En 2006, Mitsutaka Uchikoshi, un japonés de 35 años que se había perdido en el monte, sobrevió más de tres semanas, sin comer ni beber gracias a que su cuerpo adoptó una forma de hibernación. Tanto su pulso como su temperatura descendieron en un tercio, protegiendo sus órganos vitales, así como su cerebro.
Tras diferentes investigaciones, parece que los científicos han llegado a la conclusión de que, en determinadas condiciones de congelación, el cuerpo humano puede sobrevivir si el consumo de oxígeno se reduce hasta niveles mínimos. Las pruebas realizadas por un equipo del centro Fred Hutchinson de Seatle con levaduras y gusanos, confirman que la privación de oxígeno detiene los procesos biológicos antes de que aparezcan inestabilidades y explican el misterio de estas personas congeladas, clínicamente muertas, que volvieron a la vida tras ser reanimadas, reanundando sus procesos vitales justo donde se detuvieron.
Avances como estos tienen una gran importancia en campos como el transplante de órganos o la lucha por la superviviencia tras ataques cardíacos. Ver para creer.

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