El repentino fallecimiento del capitán del Español, Daniel Jarque, me ha hecho revivir, como si fuera hoy mismo, lo ocurrido hace apenas dos años con Antonio Puerta. Como sevillista confeso que soy viví aquello como una pesadilla y en esta ocasión si que puedo asegurar que sé muy bien cómo se pueden sentir los aficionados al conjunto catalán. La muerte de Jarque no se ha producido en el terreno de juego pero eso no le ha quitado dramatismo, ya que el paro cardíaco le ha sobrevenido mientras hablaba con su novia por teléfono desde Italia donde estaba concentrado con su equipo. La similitudes con el caso de Puerta llegan también a su vida privada ya que, como en el caso del sevillano, la novia de Jarque está embarazada de siete meses.
Las dos muertes se han producido en el mes de agosto, como si los efectos de las duras pretemporadas tuvieran algo que ver con activar los mecanismos de los corazones predispuestos ya a pararse y a ambos les separaba un año de edad, uno es del 83 y el otro del 84. Puerta era ya un mito del Sevilla FC gracias a "el gol que nos cambió la vida", un tanto que le marcó al Shalke 04 en las semifinales de la 1ª UEFA del club en 100 años de historia; Jarque estrenaba este año capitanía y era uno de los símbolos de la plantilla que también estrena estadio esta temporada. Puerta era sevillista desde que nació, salió de los escalafones inferiores y su peña es la que está más cerca del estadio Ramón Sánchez Pizjuán; Jarque llevaba desde los 12 años en el Español.
Espero que los medios de comunicación, las aficiones y los clubes se porten tan bien con la familia españolista y con la del chico como lo hicieron con el caso de Puerta y el Sevilla FC. Los que vivimos aquellos como propio no nos cansamos de dar las gracias por aquello. Aseguro que ayuda.
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