miércoles, 22 de octubre de 2008

Patrimonio de todos


El Rey de España ha visitado esta mañana la recién restaurada Iglesia de El Salvador de Sevilla a la que le unen fuertes lazos familiares y que no visitaba desde 1992. El monarca ha podido comprobar el estado del templo y ha rezado frente al Cristo de Pasión. No, el post de hoy no va de eso. Pero me ha hecho pensar en algo. En la restauración de las iglesias.
Sevilla cuenta con un patrimonio eclesiástico de primer orden. Son templos de todo tipo que albergan verdaderas maravillas y que muchas de ellas afortunadamente para todos están llenas de vida, entre otras cosas por el uso que hacen de ellas las hermandades de Semana Santa. Pero estos edificios son viejos y necesitas continuas restauraciones. Y ahí es donde voy. ¿Quien tiene que pagar la fiesta?
Opción uno: Las iglesias son bienes de interés histórico y por tanto deben ser restauradas con dinero público.
Opción dos: Las iglesias tienen un dueño (la Iglesia Apostólica Romana) que no es pobre. Que pague ella. Por que, además, es para uso de actos litúrgicos y allí no se puede hacer lo que uno quiera.
Opción3: Que pague el inquilino. Las hermandades se "hospedan" en las iglesias y tienen jugosos presupuestos que gastan en mil cosas... menos en cuidar los templos. Mantos para las vírgenes, pasos preciosamente adornados, enseres de valor incalculable... e iglesias que se caen.
Los medios de comunicación se apresuran a gritar que la iglesia de Santa Catalina de Sevilla se cae y reclaman que se haga algo. Pero esa iglesia tiene dueño. ¿Por qué no hace nada ese dueño? ¿Por qué tenemos que pagarlo todos? ¿Por qué no la han cuidado los hermanos de la hermandad que salía de allí? En el supuesto de que las administraciones públicas paguen, ¿se podrán hacer allí otro tipo de actividades, o una vez arreglada allí no se hace más que lo que diga el párroco?
En mi opinión, las iglesias son un inestimable patrimonio de la ciudad pero debe ser el dueño y sus usuarios los que corran con el grueso del gasto y la Administración tiene que ayudarles en lo que pueda, pero la responsabilidad recae, como en cualquier edificio, en el dueño.
Imaginemos que yo tengo un palacete del siglo XVI precioso, pero que es mio, pa mi y pa los míos na más, vaya. Y ahora resulta que está que se cae. Y voy y le digo yo al Gobierno que me lo arregle que es muy bonito... Pero que cuando esté arreglado que otra vez es para mi y para lo que yo quiera.
Pues eso.

1 comentario:

Verònica dijo...

De la manera que sea pero no pueden dejarse caer asi los patrimonios històricos sean iglesias o construciones de otra ìndole...Al fin y al cabo lo que resulta triste es que esos derrumbes son tambien el retrato de lo que somos en determinados aspectos, ojalà vayamos pronto por mejor camino. Das que pensar..
BESO!