Estoy seguro que lo he dicho antes, y si buscamos en mis posts anteriores seguro que lo encontramos. De entre todas las cosas que he hecho en mi vida, de entre todas las facetas que he intentado cubrir a lo largo de mi trayectoria, me quedo con la del baloncesto. Por eso, si tuviera que elegir algo, preferería un título ACB a un Cervantes o un Goya; un anillo de la NBA a un Nobel o un Oscar. Sonará superficial, sonará poco correcto, pero hoy, conduciendo al trabajo, me he vuelto a dar cuenta de ello.
Mañana comienza la final de la ACB y el Barça y el Real Madrid se la vuelven a jugar. Será una preciosa, con dos equipos buenísimos jugándose quien es el mejor. Mientras, en EE.UU., sólo quedan cuatro equipazos, dos en cada conferencia, viendo quien llega a la final.
Pero hay otro baloncesto, uno que no es sólo espectáculo y negocio, uno que es deporte, que es forma de vida, escuela de principios, que es el que me enseñaron de pequeñito. Querer a tu club, a tus compañeros, a tu entrenador. Confiar el ellos igual que ellos confían en ti. Ir a cada entrenamiento a aprender como si no supieses nada; hacer lo que te dice tu entrenador porque sabes que lo dice por tu bien, ayudar a los más jóvenes, respetar a los mayores... tantas cosas. por eso cuando veo que mi amigo y compañero de puesto Rafa Monclova gana su primer campeonato de España con el equipo cadete del Banca Cívica pienso que quizás aún estamos a tiempo de seguir emocionándonos con este deporte porque estoy seguro de que Rafa les habrá insuflado esos valores en este año a esos chicos.
Os dejo un reportaje del Informe Robinson que se ha hecho sobre Estudiantes, el club, junto a Joventud de Badalona, que más y mejor aúnan la conciencia de lo que es este deporte.
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