No sabía que algunos países han declarado el día de la mujer trabajadora como Fiesta Nacional. No me parece mala idea. Al fin y al cabo es el día de la mitad de la población y de las madres de la otra mitad, osea que es una jornada importante para todos.
Y este año, quizás mucho más que otros, es un día para "reivindicar" más que para "celebrar" el 8 de marzo. Con la excusa de la crisis corremos el riesgo de desandar un camino que nos ha costado mucho recorrer. En asuntos relacionados con la igualdad por cada dos pasos que damos hacia delante siempre terminamos dando uno para atrás. Por eso hay que decirle a todos los que se aprovechan de la difícil situación que no podemos pasar por ahí, entre otras cosas porque la crisis se está cebando con las mujeres, que tienen mucho más paro y condiciones laborales mucho más precarias.
Es precisamente en estos momentos cuando más políticas de igualdad debe haber si queremos de verdad defender los derechos de las más desfavorecidas y atender a sus necesidades. Ahora, más que nunca, hay que fijarse en ello. La reforma laboral impulsada por el gobierno no contiene ni una línea que favorezca la incorporación de la mujer al mercado laboral y eso es lo preocupante. No como estamos, sino cómo vamos a estar.
El 8 de marzo no debe ser un día contra nadie. Debe ser un día de celebración por los avances conseguidos entre todos y todas (lo siento por la RAE), y reivindicativo ante los posibles retrocesos. Mi hijo y yo estaremos en la concentración de mi ciudad. ¿Y tu?
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