La aprobación por parte del consejo de ministros de la nueva ley que regula el aborto en España está sacando a la luz las verdades de la personalidad de más de una y de uno. Los argumentos contra este avance son igual de válidos contra la que había actualmente. ¿Por qué no se manifestaban igual hace un año, dos, tres, cuatro, cinco, seis...? Demagogia y falta de memoria. La nueva ley regula lo que estaba pasando en realidad, osea, mujeres abortando en las primeras semanas del embarazo por causas diversas, pero que estaban sin cobertura legal.
No he escuchado apenas críticas médicas a la nueva ley de plazos, una fórmula que existe en casi toda Europa, sólo se oyen voces que enarbolan la bandera de la vida (me molesta especialmente que me llamen asesino) como bien supremo. Pero es que la ley que hay ahora ya contempla casos en los que está permitido abortar. Y hace 20 años que no se quejan...
Otros dicen que con ésto no se arregla la educación sexual. ¿Y quien ha dicho que eso es lo que pretende esta ley? ninguna ley aislada, ninguna medida política individual, puede resolver un problema estructural que afecte a toda una sociedad. Más demagogia.
Y la mayor de las voces claman al cielo por dejar a las chicas de 16 abortar sin el consentimiento de sus padres. Nadie se lo ha planteado a la inversa. Supongamos que son los padre los que tuvieran el derecho a decidir si su hija aborta o no. Imaginemos a una chica de 17 años que no quiere abortar pero que sus padres dicen que si... ¿qué pasaría? Pues según estos lumbreras el aborto se llevaría a cabo. La ley no le da derecho a abortar, la ley le da el derecho a decidir, que es mucho más importante.
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