
Me resulta especialmente curioso que los seres humanos seamos capaces de acostumbrarnos a las más variopintas barbaridades y que el mundo sea capaz de seguir tirando de una imaginaria cuerda, tensándola mientras ve que da más y más de si.
Pero habrá que tener cuidado, vaya a ser que un día la cuerda se rompa y tod se desmorone en un par de días. Últimamente en cada encuesta se ve que la población deja de tener esperanza. Y decía un sabio que cuando uno pierde la esperanza se hace revolucionario. Entonces lamentaremos no haber tomado medidas antes. Será el momento para preguntarnos en ese dolor que hace tiempo dolía y ahora ya parecía no doler. De pronto la enfermedad dolerá con más intensidad que nunca y el remedio será el que tenga que ser.
Si, hoy estoy apocalíptico y revolucionario.
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