Los conflictos internacionales están ocultando el debate político nacional y en mayor medida aún, el necesario debate local encaminado a que la ciudadanía conozca las diversas propuestas que tienen para elegir a sus alcaldes y presidentes de comunidades autónomas allí dónde se celebran elecciones.
Esa ausencia de debate debe beneficiar a algunos, creo, y perjudicar a otros.
¿A quien beneficia?
En mi opinión, es bueno para quien vaya por delante en las encuestas en cada población.
Si no hay nada que cambie la tendencia, el que va ganando es quien mas tiene que perder con el debate de ideas.
La guerra desatada en Libia y el terremoto de Japón, con sus posteriores consecuencias atómicas, acaparan las portadas de los periódicos y es posible que el Gobierno de España se sienta aliviado por no desayunarse cada mañana con una ataque foribundo de cada rotativo. Pero que no se engañe, que eso no le hará recuperarse a menos que comiencen a aparecer signos de recuperación económica y que la gente comience a percibirlos como reales. Quizás la tregua le venga bien un tiempo, pero nada más.
Pero los candidatos a las elecciones locales y autonómicas no tienen ese tiempo de reacción (un año) que tiene ZP, los alcaldables tienen que salir ahora o nunca, y mientras Gadafi siga bombardeando a su población sin que la ONU haga realmente nada; o mientras los reactores de las centrales nucleares japonesas sigan estando a punto de explotar mientras los japoneses cuentas sus muertos por el terremoto, no saldrán en los titulares de los periódicos.
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