La izquierda abetzale dice no a la violencia. Lo dice alto y claro e incluso la de ETA a la que nombra explícitamente. ¿Es suficiente?
La primera cuestiónes saber si dice que no a la violencia con la boca pequeña, como simple mecanismo para poder concurrir a las elecciones o si de verdad creen que ha llegado el momento de ponerse a hablar sin pistolas en la mesa.
La segunda cuestión es si con decirlo vale. Si bastan unos estatutos para convencernos de que después de 40 años han cambiado de opinión. Por otro lado hay que preguntarse qué pueden hacer ellos para demostrarlo. ¿Qué les pedimos?
La tercera es qué implica esto y cómo lo manejamos los demócratas para que no nos separe. La derrota del terrorismo está muy cerca y sería una pena que justo ahora nos dividiéramos. Lo más sensato es que nadie hable, que los grandes partidos se reúnan y den a la ciudadanía un mensaje común.
Pero lo que todo el mundo debe tener claro es que debe ser la justicia la que determine si esa nueva formación es legal o no y la que diga si se puede presentar a unas elecciones. Hay una ley que debe ser cumplida y los garantes de que eso ocurra son los jueces. El Gobierno no puede ni debe interceder ni a favor ni en contra. Es lo que tiene la división de poders: El legislativo (el Parlamento) hace las leyes, el ejecutivo (el Gobierno) las desarrolla, el judicial garantiza que se cumplan... y el informativo lo cuenta.
La primera cuestiónes saber si dice que no a la violencia con la boca pequeña, como simple mecanismo para poder concurrir a las elecciones o si de verdad creen que ha llegado el momento de ponerse a hablar sin pistolas en la mesa.
La segunda cuestión es si con decirlo vale. Si bastan unos estatutos para convencernos de que después de 40 años han cambiado de opinión. Por otro lado hay que preguntarse qué pueden hacer ellos para demostrarlo. ¿Qué les pedimos?
La tercera es qué implica esto y cómo lo manejamos los demócratas para que no nos separe. La derrota del terrorismo está muy cerca y sería una pena que justo ahora nos dividiéramos. Lo más sensato es que nadie hable, que los grandes partidos se reúnan y den a la ciudadanía un mensaje común.
Pero lo que todo el mundo debe tener claro es que debe ser la justicia la que determine si esa nueva formación es legal o no y la que diga si se puede presentar a unas elecciones. Hay una ley que debe ser cumplida y los garantes de que eso ocurra son los jueces. El Gobierno no puede ni debe interceder ni a favor ni en contra. Es lo que tiene la división de poders: El legislativo (el Parlamento) hace las leyes, el ejecutivo (el Gobierno) las desarrolla, el judicial garantiza que se cumplan... y el informativo lo cuenta.
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