Me da mucha pena el folio a modo de cartel, escrito con rotulador, que ponen las administraciones de lotería cuando han vendido el gordo. "El gordo vendido aquí". Y también ponen el número.
Y el champán que no es champán.
Y cuando entrevistan a uno que no le ha tocado nada pero que parece igual de contento. Ese me da muchísima pena.
También me da mucha pena los resúmenes del año que ponen en todas las televisiones. Este año es peor porque también ponen trozos de la olimpiada.
Y las figuritas hechas de mazapán. Sobretodo si intentan parecerse a algún rostro famoso. Y casi no puedo aguantar si ese rostro es Belén Esteban. Eso da mucha pena.
Me da pena el cartel de Felices Fiestas que hay en algunas calles.
Me dan muchísima pena los belenes vivientes. Sobre todo me da pena el que hace de tejedor. ¿Por qué siempre entrevistan a los padres con su recién nacido que son los que hacen de María, San José y el niño?
Me da un poco de pena el niño jesús qye siempre va con tan poca ropa comparado con los niños que veo en los carritos estos días. Y además le adoramos ahora cuando nos lo vamos a cargar en tres meses y medio ya hecho un tío de 33 años. ¿Cómo crece tanto en tan poco tiempo?
Los papa noel de los centros comerciales me dan muchas ganas de llorar y me deprimo un poco.
Yo me doy mucha pena también porque me acuerdo del trofeo de Navidad que jugaba el Madrid de baloncesto contra la selección de la URSS, un equipo sudamericano y una selección de una división de la liga universitaria americana.
Y también me da mucha pena... pero ésta es de verdad, cuando me acuerdo de ti.
3 comentarios:
Parece un pequeño fragmento de tu libro "Angel para un final" donde el protagonista está triste en Navidad porque ha roto con su novia.
Es verdad que estas fechas en vez de alegrarnos nos entristecen porque no tenemos junto a nosotros a seres queridos, porque también es una época de consumismo y con la que hay, no podemos apenas ni poner una cena especial para esos días donde nos reunimos en familia.
Yo al igual que tú, también estoy triste y con pena, pues el fin de la navidad, del año, es el fin de mi contrato y empiezo el año en el paro. Otra pena, que la persona que quería, aunque no esté conmigo, ya no estará entre nosotros.
Pues sí amigo. La Navidad es una putada. Mi madre murió hace dos años, y esto es una tortura. Y mi hermana, enferma de cáncer, mi única hermana, con 50 años. Cada minuto con ella lo vivo pensando que es el último.
Y así vivimos.
Si me miras, verás mi sonrisa colgate, y hablando por la radio como el más feliz del mundo.
Qué remedio. Tenemos que vivir.
Con nuestras penas, que forman parte de nosotros, como culpándonos por ser ya, adulto.
Un abrazo.
Ya sabes, compañero de fatigas y desazones, despojémonos de nuestros fantasmas particulares y las heridas poco a poco cicatrizan. O se convierte en una enfermedad crónica, que no mata pero mortifica. Ánimo, nos encontramos en el camino. MAV
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