Las Olimpiadas y yo nos llevamos bien. Las primeras que recuerdo son las de Moscú´80, y la primera medalla que disfruté fue la de plata de Jorge Llopart en 50 kilómetros marcha. Entonces no entendía muy bien porqué los españoles éramos buenos en eso de andar deprisa en vez de corriendo. Luego llegaron las de Los Ángeles y ahí aluciné con Abascal en los 1.500 y con la selección de baloncesto. Tanto me gustaban las olimpiadas que organicé unas con mis primos en Piedralabes (Ávila), con nuestras pruebas, medallas... Y la afición al baloncesto se fortaleció ahí... y hasta hoy mismo, que me lamo las heridas por la derrota ayer del Cajasol ante el Estudiantes.
Las últimas Olimpiadas las viví en Asturias y me pasé quince días martirizando a mi chica. Todo el día delante de la tele y una frase, "Opciones de medalla", era mi cantinela para su desesperación. Es lo que decían los locutores antes de saltar de una retransmisión a otra. "Vamos a conectar con el tiro con arco porque tenemos a un español con opciones de medalla" (si no había opciones de medalla ni de coña conectan con el tiro con arco).
Pero este post no va de las opciones de medalla españolas en las próximas olimpiadas de Pekín, ni del martirio infringido por mi persona a la pobre Silvia durante aquellos quince días, ni de lo bien que me lo voy a pasar este verano. Va del revuelo que se está armando en torno a la celebración de este evento en China y de la petición de boicot por parte de algunos sectores de diversos países, en protesta a la falta de derechos humanos en el país asiático y al trato a la población nepalí por parte del gobierno chino.
No seré yo quien defienda la actitud de los dirigentes chinos, pero me asombra el oportunismo de algunos con este tema. Verán, las ciudades no son Olímpicas por autoproclamación, lo son tras un largo proceso de selección que lleva a cabo el Comité Olímpico Internacional (formado por los comités olímpicos de todos los países de este planeta) es decir, Pekín es la sede de los Juegos porque la hemos votado todos, y digo bien, todos. El Mundo entero la votó. Y cuando la votó, hace ocho o nueve años, ya sabíamos a quien estábamos votando... ¿o no? Fueron los comités olímpicos de los países los que decidieron que fuera China, con el mismo gobierno que ahora, la que organizara unos juegos, y si no nos gusta lo que hacen... ¿por qué los votamos entonces? ¿Por qué nadie se quejó entonces? ¿Por qué nadie amenazó con un boicot? Y ahora nos llevamos las manos a la cabeza con algo que en su día era perfectamente evitable.
Y todavía queda el chaparrón de los deportistas. Aviso ahora para que cuando se produzca no me acusen a mí de defender otras cosas: China va a arrasar en los Juegos. Lo suyo no son "Opciones de medalla", lo suyo van a ser realidades de cientos de medallas. Y entonces, algún periodista listo, hará un reportaje denunciando las técnicas de entrenamiento de los chinos, con sesiones de más de doce horas diarias en condiciones límites, con niños de apenas diez años... Y diremos todos alarmados que cómo podemos dejar que organicen los Juegos... Pues no haberlos votado, que China es una dictadura, pero la elección de la sede no.
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