De Repente, en lo Profundo del Bosque, de Amos Oz

Amos Oz nació en Jerusalem cuatro días después de que acabara la Guerra Civil en España. Quizás por eso, por la persecución que sufrieron sus padres y él mismo de pequeño o por su propia conciencia, este escritor hebreo ha dedicado su vida a la literatura y a la paz.

Esta semana me he leído De Repente en lo Profundo del Bosque y no me ha defraudado. Normalmente no leo a los autores que reciben un premio importante justo en el momento en que se lo dan, me espero años o leo cosas antiguas de esas personas para buscar algo más. Oz recibió en 2007 el Príncipe de Asturias de la Letras y eso lo descartaba para mis lecturas invernales de 2008, pero un regalo es unn regalo y había que leérselo, y la verdad es que no me arrepiento.

El estilo de Oz, sencillo y preciosista, me embauca especialmente. Este libro, a caballo entre el realismo mágico y el cuento (que bonita palabra), está muy cerca de lo que me gustaría que fuera una historia que ando escribiendo yo ahora, mientras espero la salida de mi primera novela. Oz te atrapa sin apretarte en un universo paralelo que sin embargo nunca deja este mundo.

En lo Profundo del Bosque tiene, como todos los cuentos, su propia moraleja. No agredas, no insultes, no hables mal de los demás, no juzgues... Sé bueno.

Es un libro recomendable para los que estén cansados de batallas, de amores desenfrenados y para los que quieran darse un paseo por lugares anclados en un pasado inexistente y quieran ver el futuro como algo prometedor. Es curioso que tenga que venir un israelí a hablarnos de todos esos conceptos. Ojalá sus hermanos compatriotas y sus vecinos palestinos le lean un poco más a él y vean menos la Fox y Al Jazzira.