jueves, 3 de enero de 2008

Buenos días, tristeza


Resulta que uno nunca sabe qué cosas va a echar de menos hasta que las echa. Este axioma (perdón por una palabra tan "pedante", reasoncita) es cuando menos tan perogrullesco como cierto. Pues bien, cuando mi chica y yo lo dejamos pensé en mil cosas que me faltarían, pero tengo que reconocer que entre ellas no estaba... ¡su madre! Si, señores, soy una de las pocas personas del mundo que echa de menos a su suegra. Pero es que la mía era especial en muchas cosas, pero sobre todo en una, que es la que viene a cuento en este post.

Veréis, independientemente de su magistral mano para los arroces (al horno, caldoso, fideguá...) esta mujer es una experta en literatura y en cine, ambas disciplinas que me maravillan casi tanto como a ella. Cada semana comentábamos los estrenos que había en cartelera y nos hacíamos las respectivas recomendaciones y tras un breve espacio de tiempo estuvo claro que, salvo contadas excepciones, su gusto era exquisito, al menos para mi.

En los años que fui a su casa tuve la oportunidad de charlar de mil y una película o libro, y reconozco que no me costaba nada ir de visita, la consideraba más como a una amiga que como a la madre de mi novia.

Era verano y hacía calor. Un día de agosto, pudo ser en Carmona. Y allí a la sombra Cristina me habló de "Buenos días Tristeza", de la peli... y del libro. Una de las tantas que recordaba haber visto hacía mil años y mi ignorancia me cabreaba casi tanto como mis ganas de verla. Ella más o menos la describió como:

"Una película maravillosa de Otto Preminger, con Deborah Kerr (Anne Larsen), David Niven (Raymond), Jean Seberg (Cécile), Mylène Demongeot (Elsa Mackenbourg), Geoffrey Horne (Philippe), Juliette Gréco (la cantante), Walter Chiari (Pablo).

Trata sobre el verano que pasa un padre viudo con su hija en el sur de Francia. Ambos tienen una relación muy especial, dedicada a los placeres de la vida y a la conquista de mujeres con las que disfrutar, hasta que llega a su casa una mujer más madura. Se trata de una antigua amiga de la familia que va a trastocar ese mundo de placer y diversión. La hija hará todo lo posible para que la intrusa rompa el equilibrio pero quizás ya sea demasiado tarde para todo".

Esta noche la he visto en casa y me ha maravillado. La peli me trae recuerdos de veranos en Denia, la Granaella, en el Cabo de Gata, en Cannes. La luz, el color, la ropa, todo me trae aroma de verano... de pasado. Un guión muy bien llevado y unos actores maravillosos hacen que la atmósfera te envuelva en una historia amarga envuelta en aparente felicidad hasta que todo se derrumba. Cristina tenía razón en todo, debería dedicarse a hablar de libros y de películas en alguna revista cultural en vez de hacerlo en el salón de su casa. Ahora me queda leer el libro, que será mejor. Gracias Cristina

2 comentarios:

Anónimo dijo...

qué lindo eres

Anónimo dijo...

Tu más, mucho más.