Desde que ocurrió el desgraciado terremoto de Japón y comenzaron los problemas en una de sus centrales nucleares el debate sobre esta energía se ha redoblado en nuestro país. En una época de crisis como la que vivimos y cuando se está llegando al final del ciclo vital de alguna de ellas hay que comenzar a tomar decisiones.
He pensado mucho sobre este asunto y reconozco que no tenía una idea clara de mi postura al respecto, pero creo que, tras escuchar muchas opiniones, he llegado a una conclusión: Hay que ir abandonando este tipo de energía poco a poco.
Estoy en contra de cerrar todas las centrales nucleares de un día para otro. Eso nos deja sin soluciones alternativas a corto plazo y destruiría muchos puestos de trabajo sin posibilidad de recolocación para comarcas enteras. Hay que ir haciéndolo poco a poco, conforme se vaya acabando la vida de cada una de ellas. Y años antes, hay que hacer un plan serio de reindustrialización de esas zonas para que los trabajadores se puedan reciclar en otras disciplinas. Eso es fundamental y hay que planificarlo.
Hay que apostar por las energías renovables. Si, ya sé que son más caras, pero negarse a ellas es negarse a la evidencia y al futuro. Si nos ponemos a ello en serio, en unos años la tecnología avanzará lo suficiente como para hacerlas más baratas. Todo es una cuestión de tecnología. ¿Porqué no hay coches eléctricos fáciles de usar y con baterías que duren mucho? Pues porque no compensa a las marcas ni a las petrolíferas. En 15 años hemos pasado de móviles que parecían ladrillos de grandes y de pesados al Iphone4...
Es posible que mientras tengamos que asumir que la energía es más cara. Y eso es una cuestión de educación. Tenemos que educar en el ahorro energético.
Seguridad
Hay quien dice que las centrales nucleares son muy seguras y que en España no hay riesgo de terremotos o Tsunamis como los que han asolado Japón. Quizás no les falte razón. Pero hay que recordar que el peor enemigo del hombre no es la naturaleza, es el propio hombre. Cuando hicieron las torres gemelas de Nueva York, nadie pensaba que 30 años después alguien podría estrellar un avión contra ellas y derribarlas. Creían que estaban preparados para todo. Pero el hombre es capaz de crear nuevas formas de hacer daño, formas desconocidas que se hacen realidad en pocos años. Así que por mucha seguridad que pongamos en una central nuclear, nadie me dice a mi que dentro de 20 años no sale un grupo terrorista Tailandés que está enfrentado a España porque un dibujante de Murcia ha pintado algo ofensivo para su religión y decide explotar una central nuclear que se nos ha ocurrido poner en Cieza. Y para ello se valen de un móvil de última generación capaz de generar una explosión interna... Por ejemplo.
Residuos
Las centrales nucleares dejan residuos que van a estar activos un millón de años. Evidentemente no hemos tenido tiempo de ver qué pasa una vez pasado ese tiempo. Pero no me gusta pensar en ello. Además, quien diga que con las centrales somos autosuficientes en materia de energía se equivoca. Para que anden, hay que llenarlas de uranio. Y quien tiene el 30 % del uranio mundial es Rusia. El uranio ahora es barato, pero eso es porque los rusos quieren. Cuando no quieran, se acabó el chollo.
La lógica y el sentido común debe prevalecer al presente. La crisis, el precio del petróleo y el paro que provocarán los cierres de las centrales no nos pueden dejar de pensar con claridad sobre el modelo de mundo que les queremos dejar a nuestros hijos.
He pensado mucho sobre este asunto y reconozco que no tenía una idea clara de mi postura al respecto, pero creo que, tras escuchar muchas opiniones, he llegado a una conclusión: Hay que ir abandonando este tipo de energía poco a poco.
Estoy en contra de cerrar todas las centrales nucleares de un día para otro. Eso nos deja sin soluciones alternativas a corto plazo y destruiría muchos puestos de trabajo sin posibilidad de recolocación para comarcas enteras. Hay que ir haciéndolo poco a poco, conforme se vaya acabando la vida de cada una de ellas. Y años antes, hay que hacer un plan serio de reindustrialización de esas zonas para que los trabajadores se puedan reciclar en otras disciplinas. Eso es fundamental y hay que planificarlo.
Hay que apostar por las energías renovables. Si, ya sé que son más caras, pero negarse a ellas es negarse a la evidencia y al futuro. Si nos ponemos a ello en serio, en unos años la tecnología avanzará lo suficiente como para hacerlas más baratas. Todo es una cuestión de tecnología. ¿Porqué no hay coches eléctricos fáciles de usar y con baterías que duren mucho? Pues porque no compensa a las marcas ni a las petrolíferas. En 15 años hemos pasado de móviles que parecían ladrillos de grandes y de pesados al Iphone4...
Es posible que mientras tengamos que asumir que la energía es más cara. Y eso es una cuestión de educación. Tenemos que educar en el ahorro energético.
Seguridad
Hay quien dice que las centrales nucleares son muy seguras y que en España no hay riesgo de terremotos o Tsunamis como los que han asolado Japón. Quizás no les falte razón. Pero hay que recordar que el peor enemigo del hombre no es la naturaleza, es el propio hombre. Cuando hicieron las torres gemelas de Nueva York, nadie pensaba que 30 años después alguien podría estrellar un avión contra ellas y derribarlas. Creían que estaban preparados para todo. Pero el hombre es capaz de crear nuevas formas de hacer daño, formas desconocidas que se hacen realidad en pocos años. Así que por mucha seguridad que pongamos en una central nuclear, nadie me dice a mi que dentro de 20 años no sale un grupo terrorista Tailandés que está enfrentado a España porque un dibujante de Murcia ha pintado algo ofensivo para su religión y decide explotar una central nuclear que se nos ha ocurrido poner en Cieza. Y para ello se valen de un móvil de última generación capaz de generar una explosión interna... Por ejemplo.
Residuos
Las centrales nucleares dejan residuos que van a estar activos un millón de años. Evidentemente no hemos tenido tiempo de ver qué pasa una vez pasado ese tiempo. Pero no me gusta pensar en ello. Además, quien diga que con las centrales somos autosuficientes en materia de energía se equivoca. Para que anden, hay que llenarlas de uranio. Y quien tiene el 30 % del uranio mundial es Rusia. El uranio ahora es barato, pero eso es porque los rusos quieren. Cuando no quieran, se acabó el chollo.
La lógica y el sentido común debe prevalecer al presente. La crisis, el precio del petróleo y el paro que provocarán los cierres de las centrales no nos pueden dejar de pensar con claridad sobre el modelo de mundo que les queremos dejar a nuestros hijos.
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