Frente a los catastrofistas de siempre, el mundo no se ha acabado con la llegada de la TDT. La gente sigue viendo la tele, las audiencias no han caído y no ha habido catástrofe catódica. Como ya ocurriera con el temido "efecto 2000", la apocalipsis no termina de llegar pese a que algunos se empeñen en anunciarla cada vez que hay un cambio.
Es más, el encendido digital, así lo vemos los optimistas, puede y debe suponer una oportunidad de regular el mercado de la televisión en un país que en los años 80 y 90 vivió un auge de creación de cadenas superando a casi todos los países europeos en sólo 20 años.
Todavía recuerdo el asombro de los americanos al saber que en España éramos capaces de pagar por un canal cuyos productos estrella eran películas de estreno y fútbol lo mismo que ellos pagaban por 50 canales de cable. Pensaban que estábamos locos.
Hoy la TDT nos ha abierto definitivamente los ojos y va a servir para unificar criterios. De esta nueva situación habrá quien salga mal parado. Serán aquellos que no sepan amoldarse a los nuevos tiempos que estarán marcados por varios puntos a tener en cuenta:
- Fragmentación de audiencias: Dentro de un año, el que tenga más de un 14% de cuota de pantalla será un privilegiado. Y si no, al tiempo.
- Bajos costes: Las cadenas no se van a gastar lo mismo que antes en hacer buenos programas. Se busca algo bueno, bonito y barato. Sólo se van a salvar la ficción y los informativos. La rentabilidad habrá que buscarla en la cantidad, algo que se hace posible con el aumento de cadenas con necesidad de cubrir las parrillas.
- Se clarifica el espectro de las televisiones locales. Hasta ahora era imposible saber cuántas televisiones locales había en España pero eso se ha acabado. Se abre ahora un periodo en el que todas las comunidades autónomas podrán saber quien emite y qué emite en su ámbito de influencia más cercano. Quizás las demarcaciones territoriales no se hayan hecho bien y haya desajustes que hagan complicadísimo llenar de contenidos televisiones de zonas que no tienen nada que ver y que están bajo una misma tele. Muy probablemente habrá que modificarlo a medio plazo, pero al menos ya sabemos quienes están y qué hacen.
La TDT es una oportunidad para el sector y el que no quiera verlo es porque sencillamente no le interesa que las cosas cambien para mantener su posición de privilegio.
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