lunes, 23 de noviembre de 2009

Gomorra, el espejo de una ciudad que existe


Cuando el año pasado Roberto Saviano visitó Sevilla para presentar la película que se había inspirado en su libro Gomorra dijo que la capital andaluza le recordaba a su Nápoles natal, que en Sevilla veía lo que el sur de Italia podría ser si la camorra, la cosa nostra y las diferentes mafias y familias que pueblan ese país de Roma para abajo no existiesen. Me gustó la comparación y me gustó la película que al final ganó el Giraldillo de oro en el Festival Europeo. Ahora me he leído el libro y me ha gustado más.

Cuando uno viaja a Nápoles está viendo una ciudad que podría estar en Andalucía, pero que por su aspecto descuidado y decadente nada tiene que ver con lo que ya estamos acostumbrados en el sur de España. Nápoles es bella, grandiosa, monumental... Y sucia, y semi destruida. Parece que no pasa nada. Uno camina por sus aparentemente bulliciosas calles con normalidad sin saber que una guerra silenciosa está ocurriendo delante de tus narices sin que te des ni cuenta. Yo, que he estado allí, no me di cuenta de nada.

Saviano cuenta en su libro Gomorra lo que hay bajo esa piel de aparente normalidad decadente que es Nápoles y su área metropolitana. Y cuando lo hace, Saviano nos demuestra que en cualquier barbaridad que se te pueda ocurrir no eres nada original. A las gentes de la camorra ya se les ha ocurrido antes y además multiplicado por cien.

El libro es una guía de cómo ganar dinero haciendo barbaridades, sin que te importa el día de mañana, sin temer a la muerte y sin amor a la vida. Todo es lícito en un mundo paralelo, que está ahí, en plena Europa, a la vista de todos y escondido a la vez. En sus páginas todos nos convertimos en cómplices de un sistema perverso del que todos, en el fondo, nos beneficiamos y que tiene como ejecutores a las familias napolitanas.

Roberto Saviano es, además de un buen investigador, un grandioso escritor. De nada serviría contar lo que cuenta si no lo hiciera de la manera en que lo hace. Magistral variedad de vocabulario e intensidad. Sus lamentos, sus visiones, son plenas y si no te conmueves, háztelo mirar.

Tras escribir Gomorra, Roberto Saviano ha tenido que salir de Nápoles y vive bajo protección. Al leer sus páginas uno lo entiende perfectamente. Por mucho menos, quizás incluso por escribir un post como éste, uno corre cierto peligro de muerte. No es broma. No es nada personal. Es la camorra.

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