Me encantan las tiras de Calvin y Hobbes. El trabajo de su autor, Bill Watterson, es impresionante y es una pena que lo dejara en 1996. A pesar de ello aun es posible degustar sus historias en algunos diarios y, por supuesto, en sus libros recopilatorios. Creo que estamos ante un clásico de esos que irán ganando adeptos a medida que pasen los años y nos vayamos alejando de la realización de las tiras.
Los dibujos de Calvin son magistrales y aunque debe ser una pesadilla tener un hijo como él, me temo que me reconozco un poco cuando tenía esa edad. Supongo que todos, a los seis años somos un poco Calvin.
En momentos de zozobra siempre nos quedan las aventuras de este par de genios. Cada vez que paso por cierta librería de Oviedo salgo con un libro en mis manos. Como el que tengo ahora delante de mi.
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