martes, 22 de abril de 2008

A Lola Jiménez


Quisiera atarte a las patas de mi alma para que estuvieras allí cada vez que me hicieras falta. Pero sé que no puedo, que te tengo que dejar marchar, porque vas donde yo mataría por ir, porque ya sería peor tenerte sin que estuvieses aquí, porque te va a ir bien allá donde vas.

Pero no me digas que no te vas, que siempre estarás ahí, porque no se puede estar sin estar. Estoy harto de que la gente que quiero se vaya de mi lado. Echo de mi vera a quienes quiero y se me rompe el corazón en pedazos tan pequeños que no tienen arreglo.

No tengo rabia, no sé tenerla ni creo que deba. Sólo pena. Más pena y nada más que pena. Porque tenerte cerca era un seguro de vida para alguien tan débil como yo, porque no tenía que hablar para que me escucharas, porq...

Pero debes marchar, debes mirar adelante e ir en busca de tu historia personal aunque te adentres en un mundo desconocido. Te irá bien, te tiene que ir bien. Deseo con todo mi corazón que te vaya bien. A la gente buena le tiene que ir bien, aunque no esté yo para asegurarme de ello.

Pero si quiero que te vaya bien, si no estoy molesto, si me alegro por ti... ¿Por qué estoy tan destruidísimo?

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