Como el puente- acueducto de principios de diciembre anuncia la Navidad, ha llegado la hora de hacer recomendaciones sobre algún libro quen podamos regalar y quedar la mar de bien. En este caso, el libro que traigo al blog es perfecto para gente urbana y cosmopolita, con simpatía por la "America Demócrata" y con ganas de saber algo más sobre los judíos, los ortodoxos y los menos.
Shalom Auslander es hijo de una familia ortodoxa, muy, muy religiosa, y eso se nota en toda su obra. Tras una infancia marcada por la religión de sus padres, el escritor neoyorquino salió de ese entorno (o no) y se ha situado en un punto en el que parece encontrarse cómodo (o no) entre la razón y su educación recibida. De todo ello habla en Lamentaciones de un prepucio.
Y es que a pesar de que Auslander pretenda renegar de Dios y de su educación parece que, como dice Orli, su propia mujer, "qué te han hecho de pequeño?", el autor lleva la marca indeleble del temor a Dios y a sus acciones si no se siguen sus mandamientos. Ello provoca en Shalom, que cuenta su infancia en primera persona, a situaciones hilarantes y a una pelea continuada con el Todopoderoso con el que mantiene una disputa que se alarga toda su vida.
Porque Lamentaciones de un prepucio es eso. La vida del autor contada en primera persona. En ella nos desgrana cómo viven los judíos ortodoxos en EE.UU. a finales del SXX, cómo se educa un niño en ese entorno rodeado a su vez de todo lo que hay en los barrios de la periferia de Nueva York y el enorme sentimiento de culpa que puede provocar seguir las normas de una religión (la que sea) a rajatabla.
Pero si todo esto se cuenta de manera graciosa, hábil y sin dejarse detalles guarros y obscenos aunque sean de cierto mal gusto al estilo Kevin Smith pues la cosa de aparta de los tintes dramáticos y se acerca a una comedia... Sin perder de vista lo que se dice, que ya se sabe que nunca es bueno desatar la ira de Dios. Y si no, pregúntenle a Moisés, que le liberó al pueblo judío, se lo llevó a la Tierra Prometida después de andar años y años, y justo antes de llegar va Dios y se lo carga por... ¿golpear una roca? así que cuidado. probablemente Dios me va a castigar a mi por escribir esta reseña. En estos momentos la guardería de mi hijo ya ha salido ardiendo y todos los niños ha muertos fulminados por un rayo. Les dejo que voy a llamar ahora mismo...
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