Al final hubo fumata azul. IU deja que el PP gobierne en Extremadura y se abstendrá en la investidura de Monago, el candidato popular que será investido presidente de la Junta con los votos de su grupo parlamentario, que será el más numeroso de la cámara. De nada han servido las presiones hechas desde la dirección federal de IU, que desembarcó en Mérida la semana pasada para intentar hacer cambiar de opinión a los dirigentes de la coalición en Extremadura, que ya habían manifestado su voluntad de dejar gobernar al PP para acabar así con 28 años de gobiernos socialistas.
La decisión de IU es soberana y además respetable. Haría muy mal el PSOE extremeño y nacional en buscar sus males en ello y no mirarse al espejo. No lo digo yo, lo dice el propio Fernández Vara, que en una muestra de elegancia y saber perder, ha aceptado la decisión de la coalición de izquierdas sin dar ningún palo y deseando al PP buen gobierno.
Creo que con esta decisión ninguno de los tres partidos con representación en el parlamento extremeño ve colmadas sus aspiraciones:
La situación del PSOE es dramática. Pierde una región en la que ha gobernado 28 años y deja al partido casi sin mando en toda España.
El PP alcanza el gobierno y eso es una alegría, pero lo hace en minoría. Ahora le va a tocar gobernar sabiendo que alcanzar acuerdos va a ser muy difícil y Extremadura corre el riesgo de sufrir una parálisis total por la imposibilidad de tomar decisiones. Y todo ello puede hacer que la gente le eche la culpa al que gobierna.
Izquierda Unida tiene ante sí una situación más que complicada. Tiene que explicar a sus votantes los motivos de su decisión, algo nada fácil y corre el riesgo de sufrir el efecto "post pinza" que ya le pasara factura en otras ocasiones, y si no, que le pregunten a Rejón en Andalucía. Cayo Lara tampoco sale muy bien parado. Su capacidad de mando se ha visto que es casi nula.
Los nombres son muchas veces importantes y reflejan lo que definen.
En los partidos de derechas el que manda es el presidente. El presidente del PP es Rajoy. Y ser presidente es mandar, es presidir. Las organizaciones presidencialistas dan todo el margen de maniobra a sus presidentes para que hagan y deshagan casi a su antojo.
En los partidos de izquierdas el que manda es el secretario general. El PSOE tiene secretario general. En este caso los secretarios generales mandan mucho, pero suelen tener que dar más explicaciones a los diferentes comités.
Y en Izquierda Unida lo que hay es coordinador. Con ese rango, y siguiendo la etimología de la palabra, sólo se puede coordinar, pero nunca mandar y aún menos imponer.
¿Quien manda más, un coordinador o un presidente?
El caso es que al final hubo fumata azul. En Extremadura gobernará la derecha aunque haya habido más votos de izquierdas. Una mancha azul a ritmo de gaviota tiñe España a sólo nueve meses de las elecciones generales.
La decisión de IU es soberana y además respetable. Haría muy mal el PSOE extremeño y nacional en buscar sus males en ello y no mirarse al espejo. No lo digo yo, lo dice el propio Fernández Vara, que en una muestra de elegancia y saber perder, ha aceptado la decisión de la coalición de izquierdas sin dar ningún palo y deseando al PP buen gobierno.
Creo que con esta decisión ninguno de los tres partidos con representación en el parlamento extremeño ve colmadas sus aspiraciones:
La situación del PSOE es dramática. Pierde una región en la que ha gobernado 28 años y deja al partido casi sin mando en toda España.
El PP alcanza el gobierno y eso es una alegría, pero lo hace en minoría. Ahora le va a tocar gobernar sabiendo que alcanzar acuerdos va a ser muy difícil y Extremadura corre el riesgo de sufrir una parálisis total por la imposibilidad de tomar decisiones. Y todo ello puede hacer que la gente le eche la culpa al que gobierna.
Izquierda Unida tiene ante sí una situación más que complicada. Tiene que explicar a sus votantes los motivos de su decisión, algo nada fácil y corre el riesgo de sufrir el efecto "post pinza" que ya le pasara factura en otras ocasiones, y si no, que le pregunten a Rejón en Andalucía. Cayo Lara tampoco sale muy bien parado. Su capacidad de mando se ha visto que es casi nula.
Los nombres son muchas veces importantes y reflejan lo que definen.
En los partidos de derechas el que manda es el presidente. El presidente del PP es Rajoy. Y ser presidente es mandar, es presidir. Las organizaciones presidencialistas dan todo el margen de maniobra a sus presidentes para que hagan y deshagan casi a su antojo.
En los partidos de izquierdas el que manda es el secretario general. El PSOE tiene secretario general. En este caso los secretarios generales mandan mucho, pero suelen tener que dar más explicaciones a los diferentes comités.
Y en Izquierda Unida lo que hay es coordinador. Con ese rango, y siguiendo la etimología de la palabra, sólo se puede coordinar, pero nunca mandar y aún menos imponer.
¿Quien manda más, un coordinador o un presidente?
El caso es que al final hubo fumata azul. En Extremadura gobernará la derecha aunque haya habido más votos de izquierdas. Una mancha azul a ritmo de gaviota tiñe España a sólo nueve meses de las elecciones generales.
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