No soy el primero, pero para mi es la primera vez.
No quiero parecer cursi. ¡Pero es tan fácil ponerse meloso!
No haré juegos literarios con su nombre, aunque sea muy fácil.
Como una luz ha llegado a mi vida mi pequeño Ulises.
No se parece a nadie, ni quiero que se parezca. Quiero que sea único, que sea irrepetible, que haya venido de ninguna parte y que vaya donde él quiera. Que sea lo que quiera.
No me gusta hablar de mi en este blog y a fe que no lo hago muy a menudo, pero uno no asiste al nacimiento de un hijo todos los días y como en esta bitácora mando yo, pues creo que la ocasión lo merece.
Todo fue bien. La madre estuvo maravillosa, valiente y eso que tuvo que estar más de dos horas sufriendo contracciones.
La gente del SAS se portó genial. Es un orgullo tener una sanidad pública como la andaluza. La calidad profesional y humana de sus integrantes es impresionante y cuentan con los mejores medios para hacernos las cosas más fáciles. Tienen unos protocolos de actuación fantásticos. A mi me fue así de bien, y por eso lo cuento.
Tuve que ausentarme unos minutos mientras sacaban a Ulises, que estaba demasiado arriba y le costaba encontrar el camino, pero me dio tiempo a limpiarlo recién salido de la barriga de su madre, que había sido su casa durante nueve meses. Un momento que guardaré para mi el resto de mi vida.
Y allí, cuando subimos a la habitación y ya teníamos al bebé en su cuna, me dio por mirar a la calle desde la ventana. Los coches seguían pasando y la gente caminaba por la acera como si nada, ausentes al milagro que acababa de suceder dentro de aquel edificio, ignorantes de un acontecimiento que para mi era imprescindible. No había manifestaciones, los telediarios no abrían las noticias con el hecho y los periódicos no daban ni un solo dato al respecto. El mundo seguía girando como si nada y el mío había cambiado para siempre.
Cada día, hay noticias de primera plana que pasan desapercibidos para las personas cuando precisamente están llenos de humanidad. Cada habitación de un hospital tiene una ventana que encierra un milagro que cambia la vida de sus ocupantes. Como cambió la mia en la 215 del Virgen del Rocio de Sevilla.
No quiero parecer cursi. ¡Pero es tan fácil ponerse meloso!
No haré juegos literarios con su nombre, aunque sea muy fácil.
Como una luz ha llegado a mi vida mi pequeño Ulises.
No se parece a nadie, ni quiero que se parezca. Quiero que sea único, que sea irrepetible, que haya venido de ninguna parte y que vaya donde él quiera. Que sea lo que quiera.
No me gusta hablar de mi en este blog y a fe que no lo hago muy a menudo, pero uno no asiste al nacimiento de un hijo todos los días y como en esta bitácora mando yo, pues creo que la ocasión lo merece.
Todo fue bien. La madre estuvo maravillosa, valiente y eso que tuvo que estar más de dos horas sufriendo contracciones.
La gente del SAS se portó genial. Es un orgullo tener una sanidad pública como la andaluza. La calidad profesional y humana de sus integrantes es impresionante y cuentan con los mejores medios para hacernos las cosas más fáciles. Tienen unos protocolos de actuación fantásticos. A mi me fue así de bien, y por eso lo cuento.
Tuve que ausentarme unos minutos mientras sacaban a Ulises, que estaba demasiado arriba y le costaba encontrar el camino, pero me dio tiempo a limpiarlo recién salido de la barriga de su madre, que había sido su casa durante nueve meses. Un momento que guardaré para mi el resto de mi vida.
Y allí, cuando subimos a la habitación y ya teníamos al bebé en su cuna, me dio por mirar a la calle desde la ventana. Los coches seguían pasando y la gente caminaba por la acera como si nada, ausentes al milagro que acababa de suceder dentro de aquel edificio, ignorantes de un acontecimiento que para mi era imprescindible. No había manifestaciones, los telediarios no abrían las noticias con el hecho y los periódicos no daban ni un solo dato al respecto. El mundo seguía girando como si nada y el mío había cambiado para siempre.
Cada día, hay noticias de primera plana que pasan desapercibidos para las personas cuando precisamente están llenos de humanidad. Cada habitación de un hospital tiene una ventana que encierra un milagro que cambia la vida de sus ocupantes. Como cambió la mia en la 215 del Virgen del Rocio de Sevilla.
7 comentarios:
Enhorabuena, qué guapo es el tío, y el nombre me encanta ¡Ulises! le augura algo grande, felicidades y a criarlo con mucha salud :)
...ahora cada mañana al levantarte necesitaras ir corriendo a darle un enorme besazo, a olerlo mientras le acaricias sus manitas. Cada vez que escuches un ruidito, te asomaras y sonreiras al ver simplemente que se mueve.
Y sobre todo tendras otro motorcito que te anima a que redescubras todo aquello que ya sabes, los sitios que has visto y has disfrutado, y que ahora estaras deseando que vaya ganando peso y meses e ir a descubrirselo mientras miras su carita de sorpresa con lo nuevo.
precioso articulo, y preciosidad de milagro.
tu amigo barkley
Enhorabuena Sergio!!!
Creo que el nacimiento de un hijo, es el milagro más grande de la vida, y lo más importante para la persona.
Eres afortunado.
Un saludo.
Enhorabuena Chicho!! me alegro un montón!!
Ahora verás cómo cambia la vida con un enano en casa!!
Por ponerte un ejemplo: desde que nació Manuel (ahora ha echo 1 año) no he visto una película (en casa me refiero, el cine ni pisarlo) entera!!
Pero te aseguro lo compensa todo, es la mayor alegría y creo que nadie debiera irse de este mundo sin experimentarlo.
Abrazos
David
Felicidades,como tu bien dices, ahora el mundo es otro para tí...y vendrán momentos de limón adolescente y momentos de dulzura,ambos se compaginan bien cuando, antes de acostarte te acerques y sientas su aliento en tu cara, mientras duerme.Salud para los tres.
muchas gracias a todos por los comentarios... Son días de poco sueño y muchas dudas, pero feliz por todo lo que me pasa.
Esto si que es una noticia y lo demas no tiene importancia, enhorabuena. Espero que sea tan buena persona como su padre del cual tengo siempre buenos recuerdos a pesar del tiempo. JA Suarez. Marchena.
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