Mientras se escuchan gritos que preconizan la reinstauración de la pena de muerte para determinados delitos en España, el caso de un reo ejecutado en Tejas y que parece que era inocente puebla las portadas de diarios norteamericanos y reabre el debate sobre la necesidad de abolir este tipo de penas en EE.UU.
El caso de Todd Willinghan, ejecutado en 2004 por provocar un incendio en el que fallecieron sus hijas es el típico que acumula todos los ingredientes que hacen de esta pena inconsistente por su irreversibilidad. Un experto- psiquiatra describiendo al acusado como un "sociópata muy peligroso" sin haberle entrevistado nunca, testigos que cambiaron su declaración para favorecer a la acusación y abogados ineficaces dieron cabida a un error que ahora no tiene arreglo. Y mientras haya posibilidades de error la pena no es posible aplicarla, según mi humilde modo de ver.
Los americanos están en ese permanente debate y ven en Europa un espejo en el que mirarse, donde no tenemos penas de muerte y sin embargo los índices de homicidios son mucho menores. La pena de muerte no disuade a lo asesinos de cometer sus crímenes y las posibilidades de reparar un error son nulas. Si en EE.UU. quieren acabar con la extrema violencia lo que tienen que hacer es revocar la segunda enmienda a su constitución, esa que da el derecho a todos los ciudadanos a portar armas.
1 comentario:
Parece el caso de Lisabeth Salander.
Inocente que se cruza en el camino de un Estado.
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