Durante casi dos meses, nos hemos ido levantando cada mañana sin saber lo que nos iba a deparar la jornada en torno a Cataluña. Ha sido un tiempo el que todas las previsiones se rompían en horas y nadie podía prever cuál sería el siguiente movimiento que harían alguno de sus protagonistas. Todavía quedan sorpresas, y las elecciones del 21D no despejarán todas las dudas que se ciernen sobre la tierra que me vio nacer. Pero lo que si que parece claro es que las empresas catalanas, ya sea las que se han marchado o las que se quedan, se enfrentan ante una crisis reputacional de dimensiones colosales en el resto del Estado. Una crisis que van a tardar mucho en solventar.
Soy nacido en Barcelona (barrio de Sant Andreu) y sé de lo que hablo. Desde siempre, en Cataluña se tiene la impresión de que en el resto de España se les odia, se les tiene manía y se les considera de una u otra manera. Quizás sea cierto, pero no más que a los andaluces en Navarra; a los madrileños en Cataluña; a los asturianos en Cantabria... Todos los territorios de España están sujetos a estereotipos absurdos. En general, lo que me he encontrado cuando he dicho que había nacido en Barcelona era admiración por un pueblo ordenado, orgulloso, pujante... y alguna coña con que somos tacaños. Pero no menos coñas que cuando saben que llevo toda la vida en Sevilla y me hablan de la siesta y de estar todo el día de fiesta.
Ese victimismo sobre la catalanofobia era una suposición de los que no salen de su madriguera, pero ahora, el "procés" ha levantado una animadversión que va a ser difícil de contrarrestar. Muchos dicen que España ha perdido a Cataluña, pero nadie habla de que quizás, Cataluña, haya perdido a España. ¿Y qué significa eso?
Pues aparte de las connotaciones sentimentales, este post va a hablar de las derivadas empresariales. Hasta ahora, a las empresas catalanas se las veía con amor en el resto de España. Y lo digo por experiencia. Un mismo proyecto presentado en Madrid por una empresa catalana y por una andaluza iba para la empresa catalana aunque ésta fuera más cara. eso, me temo, está cambiando.
Las empresas catalanas van a tener que mojarse para vender en España, van a tener que gritar alto que no son partidarias del "procés" para que se las tenga en cuenta. No estoy de acuerdo con eso sea así, sólo trato de explicarlo. Bien harían todas esas empresas en contratar a expertos en comunicación reputacional para minimizar esos problemas a los que se enfrentan.
La clave para atajar ese problema debe ser: Calidad del producto, cercanía al consumidor y alejamiento del "procés" que tan poco gusta en el resto de España. Mucha RRSS, mucha pedagogía diaria, guiños a lo que nos une y un poco de humor al estilo de 8 Apellidos vascos que tanto bien ha hecho.
Para informes más detallados: Razón, aquí. ;)
imagen: bolsamania
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