lunes, 2 de junio de 2014

El Rey nos provoca un destello de la memoria




Hay quien dice que con la abdicación del Rey si que se puede dar por finalizada la transición. Una transición que dure tanto (39 años) como el Régimen a la que sustituyó me parece demasiada larga. Lo que si es cierto es que con el Rey se va el último de los actores principales que hicieron posible esa etapa fundamental de nuestra historia, con sus luces y con sus sombras. La verdad es que desde ese final de la década de los 70 y principios de los 80 que no vivíamos en España unos días tan convulsos. No sé a ti que lees esto, pero a mi me da la impresión de estar viviendo unos días de esos de los que nos acordaremos ya siempre. Hay un fenómeno mental por el que algunos hecho quedan grabados en la mente para siempre. Quizás no nos acordemos de donde estábamos el miércoles pasado, pero recordamos perfectamente el día en que cayeron las Torres Gemelas, donde vimos el 12 a 1 a Malta, o de cómo nos enteramos de que había muerto Lady Di. Estamos ante un destello de la memoria.
Las elecciones europeas quizás hayan marcado un antes y un después en la manera de hacer política en este país, en cómo nuestros gobernantes han de relacionarse con el pueblo al que sirven. La irrupción de Podemos y sus nuevas formas indican que algo está cambiando en las exigencias de la ciudadanía, y bien harán los dos partidos con tradicional posibilidad de gobierno en España en darse cuenta de ello y actuar en consecuencia. de momento, el PSOE está haciendo algo, en el PP andan diciendo que han ganado las elecciones, o sea, como el que oye llover.
Y como éramos pocos ahora va el Rey y abdica. Dicen que lo tenía preparado desde principios de año. Ha estado un poco más que Franco (la comparación es odiosa, lo sé) en la jefatura del Estado. Llegó al trono de un país antiguo y marginal en el mundo y lo deja en el primer mundo. Los españoles tenemos gran culpa de ello, aunque algo habrá hecho el hombre... además de cazar elefantes. (En 39 años siempre hay luces y sombras).
Tenemos tropecientas leyes, pero ninguna que regule la abdicación. Eso es muy español, así que ahora habrá que improvisar una, que garantice la inviolabilidad del "Rey Padre", le dé una pensión, y un status. Esto va a provocar un debate extraordinario, ya hay manifestaciones en la calle demandando un referéndum sobre el modelo de Estado y abogando por la III República. Quizás, si tuviéramos una ley que regulara el proceso...
Y mientras el PSOE garantiza que elegirán a su Secretario General bajo el axioma de #unmilitanteun voto. No hay límite de avales... Eso promete nuevas turbulencias, aunque quizás pasen desapercibidas con tanto maremágnum "Real".
Y endequemientras, paro. Días para no olvidar. Dentro de unos años todos recordaremos donde estábamos cuando el Rey abdicó. Y si no, al tiempo.



 

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