lunes, 3 de marzo de 2014

Miedo. Doctor Sueño

Miedo. Cagarse de miedo. Eso es lo que pasa cuando lees Doctor Sueño, la segunda parte de El Resplandor, la obra maestra de Stephen King que luego llevó a las pantallas Stanley Kubric. Si no estás dispuesto a pasar un buen rato pasando un mal rato ni se te ocurra abrir sus páginas. si el "miedito" te gusta, ésta es tu elección.
Doctor Sueño se adentra en la vida de Danny, el niño de El Resplandor, situándolo en nuestros días, ya hecho un hombre, pero aún poseyendo esos poderes sobrenaturales para ver cosas que los mortales normales no pueden. Desde que dejó el Hotel Overlook su vida no fue como la de cualquier niño, claro. Ahora es un alcohólico que bebe, fundamentalmente, para intentar no ver más de la cuenta. Pero la vida le deparará nuevas sorpresas, e igual que a él el señor Halorann (el negro con voz de Jack Costeau) le sirvió de profesor, ahora Danny Torrance, tendrá que enseñar a una niña con poderes mucho mayores de los que él jamás tuvo. "El alumno aparece cuando el profesor está preparado".
King nos abre otra vez esa puerta maldita. Parece ser que al autor le preguntaban cuando iba a diversos foros por el paradero de ese pobre niño que se había escapado por los pelos de las garras de su propio padre y de los fantasmas del hotel. Ése es el punto de partida original que motivó al escritor a hacer una secuela a las que no está en absoluto acostumbrado.
El resultado es este Doctor Sueño, una obra fácil de leer, si se tiene el temple suficiente y que no precisa haberse leído la primera entrega para meterle mano a la segunda. Una aclaración importante, se trata de la segunda parte del libro, no de la película, así que las diferencias que había entre la obra literaria y la fílmica siguen estando ahí.

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