Las vacaciones de los españoles cada año son más cortas. Atrás quedaron esos años en los que todo el mundo desaparecía un mes entero. Ahora, con tanto contrato extraño, a menos que seas funcionario en cualquiera de sus modalidades (administración local, regional o estatal, médico, profesor...), lo normal es coger entre dos y tres semanitas. Por eso el que más y el que menos ya está trabajando esta semana. Yo el primero.
El curso político marca, además, este año como uno de los más importantes. En marzo tocan elecciones generales y autonómicas y eso también ha hecho que las cosas empiecen a rodar desde ya.
En Andalucía está por ver si el PSOE será capaz de revalidar su mayoría absoluta. Esta ha sido una legislatura bastante gris, sin estridencias, señal de que los problemas de los andaluces están bastante resueltos y de que no hay enormes conflictos sociales que hacían que la política fuera más agresiva. Si todo sigue como está, Chaves ganará otra vez por mayoría. A la mayoría de los andaluces le va bien así.
Javier Arenas tiene ante si una papeleta complicada, si pierde, que perderá, se tendría que ir. Ya perdió contra Chaves dos veces y ésta sería la tercera. Su única opción de seguir vivo en política sería que Rajoy ganara las generales y se fuera de ministro otra vez... o que pierda don Mariano y se apunte al caballo que gane el futuro congreso de los conservadores en el que se van a sacar los ojos.
En el PSOE, cada vez que hay elecciones andaluces surge la pregunta ¿serán las últimas de Chaves? Pues miren, yo creo que no, que al presidente le quedan éstas elecciones y otra más. Así que los delfines y las delfinas que se tranquilicen porque ya se sabe lo que pasa. Cuando uno se mueve no sale en la foto. (Guerra dixit)