Es poco gratificante que 4.674 andaluces hayan dejado de estar parados en agosto y no terminemos de alegrarnos. Son apenas unas gotas en el océano del paro pero algo es algo y, además, no se me ocurre mejor manera de comenzar septiembre. Un momento en el que los que tenemos la suerte de trabajar, volvemos al tajo y tenemos al poca vergüenza de deprimirnos, como si lo que no fuera deprimente fuera precisamente lo contrario: No volver al trabajo precisamente porque no hay sitio al que volver.
Yo he vuelto, bueno, la verdad es que volví hace días, pero el trabajo en agosto es diferente, estamos casi de incógnito, así que la llegada de septiembre me coge con las pilas cargadas y con bríos renovados que espero que me duren hasta, al menos, el 12 de octubre.
Se abre una temporada extraña pues dos compañeros de viaje, dos amigos, tomaron caminos diferentes. Era lo mejor para ellos y para el resto. Así que en la 2013/14 caminamos solos, pero con ánimos renovados y con más ganas que nunca de comernos el mundo, que está ahí fuera, esperando a que alguien lo conquiste.
Esa debe ser la actitud de todos: Los que tenemos trabajo tenemos la responsabilidad para con nosotros mismos y para con la sociedad, de hacerlo lo mejor que podamos y sepamos. Y los que no lo tienen es momento de seguir intentándolo. Buscar más y mejor, reciclarse, emprender... Buscarse la vida. Optimismo en septiembre. Pilas cargadas. Señores del Gobierno, por favor, no nos quiten las ganas desde el principio.
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