Que vivimos un momento convulso en la prensa es algo que ya no escapa a nadie. Ni siquiera a aquellos que viven más alejados de este mundillo. Basta con darse un paseo por cualquier sitio para poder verlo con nuestros propios ojos. Los periodistas, tan proclives a mirarnos el ombligo y creernos en posesión de la verdad más absoluta, estamos muy concentrados en echarle la culpa a todos menos a nosotros mismos y quizás en algún momento llegue el día de hacer autocrítica.
Hay un dicho periodístico (anti) que dice que "no dejes que la realidad te fastidie una buena noticia" y hoy he decidido preguntarme si no tendremos nosotros parte de culpa de que el mundo parezca (sea) como nosotros lo retratamos. ¿Es nuestra realidad tal cual la describimos o es que simplemente estamos eligiendo mal las cosas que son noticia, o aún peor no las estamos contando bien? Es posible que un repaso por los titulares de la prensa del día nos ayuden a descifrar esta reflexíon (masturbación) mental. Ahí van:
Y mejor no sigo.
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