Ni se acuerda de mi ni falta que le hace. Yo era un pringao y él había revolucionado la televisión nocturna en España. Pepe Navarro fue mi jefe indirecto durante un tiempo. Yo trabajaba para una productora que a su vez trabajaba para la que hacía el Missisippi en aquellos años en los que este programa cambió la tele por la noche. Navarro no inventó casi nada, copió la formula que funcionaba en EE.UU. con gente como David Latterman y demás, incluso copio la taza de la que bebía, pero era algo nunca visto en España y funcionó. Vaya que si funcionó.
Cada mañana, los redactores del Missisippi rastreaban las noticias más sórdidas del panorama español y te mandaban a cubrirlo. Mi bautizo fue hacer un reportaje sobre un asesinato en un micro pueblo de la provincia de Huelva. En una aldea de cinco habitantes, un tío se había cargado a tres, el 60% de la población. Y todo por que tenía un bar y otro vecino había abierto un segundo establecimiento dedicado a la restauración. En un pueblo con 5 habitantes que haya dos bares es muy español...
Así que allí me fui. Llegué a la aldea y claro, la cosa era complicada: de 5 habitantes quedaban dos, y uno era el asesino y la otra la esposa, así que tenía poca gente a la que entrevistar. Así se lo dije a la gente de Navarro, pero ellos se mostraron inflexibles: Tráete algo.
Y si. Me traje algo.
Declaraciones de los guardias civiles.
Declaraciones de algún vecino de un pueblo de al lado.
Imágenes de dónde había ocurrido todo. (con los restos de sangre incluidos)
Lo suficiente para montar tres minutos que pude ver a las 00:35
Navarro lo contó como si nada. Lo hizo perfecto. Nada que ver con la tragedia mental que yo llevaba encima desde las 7 de la mañana. Pero... ¿A quien le importaba mi tragedia mental? Navarro había conseguido fidelizar a la audiencia contando este tipo de historias de una manera diferente, sacando actores que aún hoy viven de sus apariciones en su programa (Carlos Iglesias lleva años intentando quitarse de encima su personaje de Pepelu), Florentino Fernández (Lucas Grijander), Santiago Urrialde (El reportero total y Rambo)...
Cuando envié las imágenes de mi repor y salieron en la noche tengo que reconocer que me sentí realizado. Era una 'porquería, pero era un curro periodístico. y yo quise serlo desde que tenía 4 años. Luego vinieron mas reportajes y siempre con esa mezcla sórdida de lo que hay que hacer y lo que te toca.
Hoy es hora de reconocerle a Navarro su capacidad para innovar, para adaptar lo que se hacía en EE.UU. y traerlo a España para que pudiéramos consumirlo de manera masiva. Así se escribe la historia. También la mía.
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