El partido estaba igualado así que alguien pidió un tiempo muerto y la realización se va a la grada a buscar aficionados. Quizás fuese la cámara especial de TVE la que, de pronto, enfocó a Zoido, alcalde de Sevilla, con una camiseta de España, viendo a la selección en las Olimpiadas. En Londres. A los cinco minutos, el alcalde twitea que está en Londres viendo a España para promocionar la sede sevillana en el próximo campeonato del mundo de baloncesto y que el viaje lo paga la Federación Española. Alguien del PP de Sevilla hizo dos llamadas: Una al alcalde para decirle que le habían "pillado" y que al menos lo dijera antes de que se convirtiera en TT y que se abriera un gran debate en la ciudad. La otra llamada seguramente fue a algún directivo de la cadena estatal para maldecir su mal tino, sacando al lídel del partido en Andalucía sin preguntar. Este hecho sin más transcendencia que la de una anécdota veraniega si que me da para un asunto que es posible que tengan más enjundia: La demagogia se paga antes o después, y en este tema se paga doble.
En sus años de oposición a Monteseirín, Zoido se quejaba amargamente de los viajes del entonces alcalde socialista y poco le importaba quien los pagara. En todas sus intervenciones aseguraba que cuando fuera alcalde esos viajes se acabarían. Y claro, ahora pasa lo que pasa. Ni me parecían mal los viajes de Monteseirín ni me parecen mal los de Zoido. Creo firmemente que el alcalde de Sevilla tiene que estar allá donde estén los intereses de su ciudad. Yo soy empresario y para defender los intereses de mi empresa tengo que moverme mucho (cualquiera que me conozca sabe que tengo muchos kilómetros a mis espaldas cada año). se trata de traer gente a Sevilla, inversión, cultura, deporte... Se trata de estar en el panorama internacional para que los nuestros tengan las cosas más fáciles. pensar que quedarse en casa es preocuparse de las cosas es bastante cateto. Zoido, que no es un zoquete, lo sabe ahora y lo sabía antes cuando lo criticaba, pero entonces quizás sus deseos de llegar a la Plaza Nueva podían más que el sentido común y la altura de miras que ahora pide para si.
Y el segundo asunto en el que el alcalde fue un demagogo y ahora veremos cómo le sale ese tiro también viene a cuento del mundial de baloncesto del que Sevilla será sede en 2014. Cuando se anunción ese evento la Federación y el Ayuntamiento acordaron que se construiría un nuevo pabellón, con un aforo no menor de 16.000 espectadores y todas las comodidades de los nuevos recintos ya que San Pablo no reunía ya las condiciones necesarias para albergarlo.
Fue entonces cuando Zoido, en su misma de oposición no se mostró muy dispuesto ni a la construcción de un nuevo espacio ni a la rehabilitación del que había. También se habló de techar el auditorio de La Cartuja como posible apaño. Ahora tiene la patata caliente. El Mundial se acerca, no hay dinero para construir un nuevo pabellón porque lo público está como está; y no llegan inversores privados; lo del auditorio es una entelequia, así que habrá que quedarse con la chapuza de remodelar San Pablo...
Y una vez más estoy en desacuerdo.
La construcción de un espacio multiusos cerrado es primordial para Sevilla. Todas las grandes ciudades que aspiran a ser algo más que un conjunto de casas bonitas junto a una gran catedral tiene uno, son ciudades a las que Sevilla debería mirar de frente, vamos digo. Málaga tiene el Martín Carpena, Vitoria el Buesa Arena...
Ese nuevo espacio no es sólo para jugar a baloncesto. Se trata de tener un espacio multiusos que permita la celebración de grandes conciertos, eventos y todo tipo de actos sin tener que irle poniendo cubiertas al estadio olímpico o gradas supletorias a San Pablo, un pabellón que, por su tamaño, por su construcción y por su acústica, lo hacen desastroso para todo lo que no sea deporte (y eso justito). Las grandes giras de grupos internacionales de septiembre a junio ni se plantean venir a Sevilla sencillamente porque no tienen dónde actuar. Un espacio con los últimos adelantos en tecnología de espectáculos, gradas cómodas, vestuarios a la última, nos habrírían un mundo de posibilidades. Lo otro es chapuzas e ir de cutre.
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