El 4 de Diciembre de 1977 los andaluces salieron a la calle de manera festiva, como sólo ellos saben hacerlo, para reivindicar el autogobierno para su tierra de la misma manera que lo hacían catalanes, vascos o gallegos. Andalucía, una tierra dejada en manos de los de siempre, se lanzaba a la calle para pedir lo que era justo. Tener la capacidad de decidir por si misma lo que quería ser, no ser lo que otros querían que fuera. Eran otros tiempos y una de las mayores muestras de apoyo a la autonomía andaluza fue recibida desde Cataluña. En Barcelona salieron a la calle emigrantes andaluces y catalanes de toda la vida, para pedir lo mismo que se hacía en Córdoba, Sevilla o Málaga.
En Málaga fue donde se lió parda.
Banderas era un chaval y lo cuenta con un sentimiento que quedará para siempre como la crónica popular más emocionante y emocionada de aquel día. Lo hizo el día que le daban la Medalla de oro de Andalucía, junto a Manuel José García Caparrós, un chico que trabajaba en Cervezas Victoria y que recibió un balazo acabando con su vida. Los dos estaban en la manifestación de Málaga, uno alcanzó las estrellas de Hollywood años después; el otro no vio la luz del día siguiente.
El 4 de diciembre es el día en que murió Caparrós, es el día que en un hombre dio la vida por un sueño que luego todos hemos hemos vivido sin él. Por eso, hay que vivir Andalucía y su autonomía de manera plena y consciente. Tenemos que merecernos la sangre de Caparrós para que su muerte no sea inútil y eso es trabajo de todos los andaluces todos los días.
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